El 31 de agosto de 1980, nació en Polonia SOLIDARNOSCI, conocido en español como ”Solidaridad”. Fue a la vez: una revolución, un gran movimiento social, una sublevación nacional y también, al mismo tiempo, simplemente, un sindicato. Este verano he podido ver la influencia que aún tiene en ese país. O los rastros firmes que ha dejado en su historia.
Posiblemente, el único sindicato en la historia universal, que en su momento culminante, podía ostentaba la cifra de más de 9,5 milones de afiliados procedentes de todos los grupos y de todas las capas sociales, lo que suponía una tercera parte de todo el pueblo de 38 milliones (sin contar a los niños y a los ancianos).
”Solidaridad” llegó a ser en Polonia el garante de la renovación de diferentes esferas de la vida del país, de las reformas económicas, de eliminar la injusticia, de refrenar el desafuero y los abusos de los órganos del poder comunista, de restablecer la verdad en los medios de comunicación y en la educación, también llegó a ser un movimiento de reivindicación de los derechos civiles y de las tradiciones nacionales.
”Solidaridad” fue un movimiento pacifista, que en su programa renunció al uso de la violencia al solucinar los conflictos colectivos. Actuó a escala de todo el país y de todo el pueblo, apelando a los principios de la solidaridad social, como también a los valores morales en la vida pública. Al ser, por su propia naturaleza, la negación misma de las reglas del sistema comunista, quebrantó las bases del comunismo en Polonia y, más tarde, en todo el bloque soviético.
El original de los 21 Postulados de Gdansk de agosto de 1980, junto con la colección de archivo fundada en el Centro KARTA en Varsovia – ”Solidaridad”: el nacimiento del movimineto (contiene materiales originales procedentes del período ente el agosto de 1980 y el diciembre de 1981) – fueron inscritos en la lista de la UNESCO de las colecciones de archivo más importantes del mundo, dentro del Programa ”Memoria del Mundo”.
Hoy día ”Solidaridad” es un sindicato, que en nombre de sus afiliados reivindica sus derechos económicos y laborales.
Polonia es un Estado democrático, que el 1 de mayo de 2004, junto con otros seisEstados post-comunistas, se adhirió a la Unión Europea, antes — el 1 de enero de 1990 —cambiando el nombre de República Popular de Polonia por el de República de Polonia.
5 comentarios:
Gracias por recuperar hoy esta parte de la historia.
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J.C. Villa Dice:
Agosto 20, 2006 at 1:49 pm
Estimado D. Antonio:
Enhorabuena una vez más por su profundo artículo, que llega hasta las mismas raíces lingüísticas y morales de la opresión. De ahí que una auténtica revolución cultural deba desentrañar y arrancar de cuajo dichas raíces, si quiere preparar el camino para la libertad.
La tolerancia, el consenso y la solidaridad son los pseudo-valores o pseudo-virtudes que fueron erigidos como pilares básicos de los regímenes intencionalmente totalitarios (la Alemania de Hitler, la URSS de Stalin, la España de Franco, etc.). Por ello, resulta sumamente curioso y revelador que las oligarquías de partidos formalmente “democráticas” hayan erigido igualmente esos valores como fundamento ético de sus sistemas políticos.
La tolerancia es una “virtud” aristocrática (entendiéndose aquí la palabra “virtud” en el sentido en que se dice que un cuchillo tiene la “virtud” de cortar o un veneno la “virtud” de matar). Las virtudes de los aristócratas son dominar y tolerar a sus congéneres. La tolerancia es propia de quien ejerce dominio sobre otras personas, a las que puede tolerar en su ignorancia o en su impotancia, puesto que son inferiores a él. Tolerar a alguien es dar por sentado que es un ser inferior o un ciudadano de segunda categoría. Como dice D. Antonio, la tolerancia destruye el respeto entre iguales, precisamente porque destruye la igualdad entre seres humanos. La tolerancia es la moral propia del amo, del dueño de esclavos.
Respecto al consenso, es otro de los valores prototípicos de los regímenes totalitarios. El “consenso” no es sino el intento de hacer que la sociedad civil sea un reflejo exacto y especular de la sociedad política (lo que intentaron los regímenes comunistas y, en menor medida, los fascistas). La “filosofía del consenso” supone, en suma, el intento de eliminar toda oposición o disidencia, la cual es castigada con la muerte física o el encarcelamiento (en los regímenes dictatoriales), o con la “muerte civil” (en las oligarquías partitocráticas parlamentarias).
La solidaridad, por su parte, no es sino el egoísmo colectivo y corporativizado. ‘Solidario’ viene del latín ’solidus’. En un cuerpo sólido, las diferentes partes son solidarias entre sí porque no se puede actuar sobre una sin actuar sobre las demás. Por ejemplo, una bola de billar: un golpe sobre uno de sus puntos hace rodar la bola entera; o un motor, cuyas piezas no pueden funcionar si no van juntas. Aquí la solidaridad es una cohesión interna o una interdependencia recíproca, objetiva y desprovista de toda intención normativa, entre las diversas partes de un cuerpo sólido. Esto da sentido, en el latín jurídico, a la expresión “in solido”, que significa en bloque o todos a una. Los deudores son solidarios cuando cada uno puede ser considerado responsable (si cualquiera de los otros deudores se declara insolvente) de la totalidad de la suma prestada.
Pero el término ’solidaridad’ va más allá de la acepción puramente jurídica. Dos sujetos son solidarios si lo que uno hace afecta también, de manera inevitable, al otro (por ejemplo, porque comparten los mismos intereses). Ésta es la base del sindicalismo: los trabajadores sindicados son solidarios entre sí, pero no lo son (ni pueden serlo) con los parados. También es la base del mutualismo y de las compañías de seguros. Aquí vemos la inmensa diferencia entre la generosidad y la solidaridad. Dar muestras de generosidad es actuar a favor de alguien cuyos intereses no se comparten. La solidaridad, por el contrario, supone actuar a favor de alguien cuyos intereses se comparten: al defender los suyos se defienden los propios, y viceversa. La generosidad es desinteresada: es renunciar a los propios intereses, lo cual supone liberarse, parcialmente al menos, del egoísmo. La solidaridad, en cambio, es totalmente interesada, pues implica defender los propios intereses junto con los de otros: es, en suma, la socialización del egoísmo.
Un cordial saludo.
Muy bueno, lluviaen!
Gracias por participar y contar como fue la historia, un día grande para la blogosfera, pronto os tendré a todos juntos en un estupendo post.
Un abrazo.
A ver si nos surge por aquí un sindicato así...
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