Hoy tenemos comisión en el Parlamento para abordar el problema de los jóvenes, su emancipación y el acceso a una vivienda. A mi me toca hablar en nombre de CC y voy a comentar esto que sigue. Me gustaría saber qué opinan ustedes:
Las principales víctimas de la llamada crisis de inaccesibilidad a la vivienda que sufre Canarias en los últimos años son las personas jóvenes en edad de emancipación, las personas mayores que viven de alquiler y no pueden afrontar los incrementos de renta, las familias monoparentales y los/las inmigrantes. Lo primero que creo interesante señalar es que son víctimas pero a mi juicio no deben ser revictimizadas con un discurso asistencial y plañidero.
Al contrario, en especial las personas jóvenes deben convertirse en agentes activos en la lucha contra una situación que les perjudica, y por ello estas notas tienen como objetivo mostrar algunas claves para construir un discurso alternativo que permita una mejora continua en la política de vivienda aplicada en nuestro país.
En materia de vivienda está demostrado que no hay disfunción entre la percepción subjetiva de la ciudadanía y la realidad objetiva de extrema dificultad en el acceso a la vivienda que sufre la población, que no afecta por igual a todas sus clases sociales y que se agrava hasta límites para todos imprevisibles hace unos años.
La realidad de los datos nos muestra que, según el Consejo de la Juventud de España-Observatorio Juvenil de la Vivienda, el porcentaje de jóvenes emancipados en Canarias es inferior al de otros territorios del Estado, por lo que podemos afirmar que la cifra de jóvenes por emancipar en Canarias sigue siendo excesiva.
Y también es importante conocer que un 80%de los emancipados en España lo son entre los 30 y 34 años y no antes. Así lo señalan recientes estudios de la Unión Europea, en los que se indica que el porcentaje de jóvenes emancipados entre 18 y 24 años es del 8,6% en España, frente al 48% en Grecia e Inglaterra,el 62% en Finlandia o el 40% en Francia. Por lo tanto, poca emancipación y tardía sería la referencia básica que hay que tener en cuenta para situar la problemática de los jóvenes en Canarias.
Es evidente que este fenómeno deriva de la precariedad laboral que afecta a la juventud y también de la dificultad –prácticamente imposibilidad- de acceso a la vivienda. El esfuerzo económico necesario para acceder a la propiedad de una vivienda libre no ha cesado de aumentar, y aunque durante la crisis la vivienda ha bajado de precio también es cierto que las condiciones crediticias se han endurecido.
Defendemos que no solo el Gobierno sino también el sector inmobiliario debe implicarse en la resolución de los problemas de vivienda de la población y debe ofrecer viviendas a precio asequible a la ciudadanía, viviendas cuya obtención no obligue a un endeudamiento permanente y desproporcionado.
No es razonable que el sector de la promoción inmobiliaria oferte sólo bienes dirigidos a los sectores económicamente más potentes de la sociedad, inversores incluidos, y desatienda sin rubor a las personas que sencillamente precisan un techo donde desarrollar un proyecto de vida.
Cabe matizar, sin embargo, que la situación grave de exclusión alcanzada en España y Canarias no es una excepción dentro del Estado, ha conducido al Gobierno de Canarias a poner en marcha medidas asistenciales complementarias –entre ellas las ayudas dirigidas a jóvenes-, pues resulta imposible convencer a la población de que, puesto que las soluciones ideadas son estructurales y tendrán efectos a largo plazo, mientras tanto deben mantenerse conformados y pacientes sin acceder a un bien de primera necesidad.
Pero esas medidas han de considerarse un mero complemento de una política que esencialmente se dirija a tener una oferta de viviendas que la gente pueda comprar o alquilar.
La consecución de este objetivo requiere la implicación de los sectores inmobiliario y financiero, pero también debe ser relevante una actuación del Parlamento de Canarias que incorpore una mirada a los factores estructurales del problema, capaz de modificar la lógica de un mercado que entiende la vivienda única y exclusivamente desde la óptica de su valor de cambio, como inversión, desatendiendo su valor como espacio efectivamente utilizado para acoger un proyecto de vida. Y creo que este es el papel que podemos jugar hoy aquí en esta comisión: destacar que la vivienda no es solo un valor de cambio con el que ganar dinero, sino un lugar para desarrollarnos y vivir lo más felices posibles. Y que los jóvenes tienen derecho también a conseguir este objetivo vital sin dejarse la piel.
3 comentarios:
alguien ha valorado alguna vez lo que cuesta, real, una comisión de estas, y el impacto o resultado que generan?
por aquello que en vez de más impuestos, igual funcionaría lo de gestionar mejor los recursos, no?
¿Sería mejor esta democracia sin comisiones que controlan al gobierno?
No se crean que no me hago a veces las mismas preguntas que ustedes...
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