martes, 11 de noviembre de 2014

La gran aceleración / the great acceleration. Bienal de Arte contemporáneo de Taipei 2014.

La Gran Aceleración es el sugerente título de la Bienal de Arte de Taipei que tuve ocasión de visitar el pasado fin de semana en el Museo de Bellas Artes de esa ciudad. 




Título adecuado a todo lo que nos está pasando y a la reflexión que se hace en esta bienal de arte contemporáneo, tan necesaria ante la supervelocidad en la que vivimos hoy que tanto requiere ser pensada.




La "Gran Aceleración" se refiere a la velocidad del proceso de industrialización en el que vivimos desde la Segunda Guerra Mundial liderando el Anthropoceno, que es el nombre científico dado a la era geológica actual, y que se refiere a la profunda repercusión de las actividades humanas sobre la biosfera de la tierra.



En 2014, la actividad de Internet alberga más mecánica que acción humana, más motores de búsqueda y algoritmos que personas. La propia economía global depende ahora de una "negociación" de alta frecuencia realizada por computadoras a la velocidad de la luz. Una nueva clase de subalternos parece emerger, la recopilación de los ciudadanos y animales, plantas, minerales o la atmósfera, todo atacado por un sistema tecno industrial.


Esa es la paradoja del Antropoceno: Cuanto más fuerte es nuestro efecto sobre el planeta como especie, los individuos somos menos capaces de modificar nuestra realidad.

La Bienal de Taipei sostiene que en el siglo XXI, los artistas renegocian sus relaciones con ambos espacios: la tecnosfera y la biosfera, exploran  los nudos que enlazan la micro-formas de vivir la vida, lo tecnológico y lo social, el ambiente nuestra interdependencia.

El arte contemporáneo aparece como un espacio de coactividad: la búsqueda de una nueva convivencia de la conciencia humana junto al procesamiento de datos.

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In 2014, the internet hosts more mechanical activity than human, more search engines and algorithms than people. Global economy itself is now relying on high-frequency trading performed by computers at the speed of light. A new class of subalterns seems to emerge, gathering citizens and aminals, plants, minerals or the atmosphere, all attacked by a techno system...

That is the paradox of the anthropocene: the stronger is our effect on the planet as a species, the less individuals fell capable of modifying their reality.

In the XXIst century, artists renegotiate their relationships with both technosphere and biosphere, exploring the knots that link the living and the object, the technological and the social, atmosphere and micro-forms of life -and experiencing their interdependence.

Contemporary art appears as a space of coactivity: the search for a new cohabitation of human consciousness with animals, data processing, the growth of plants and the movements of matter.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena reflexión. Gracias