martes, 11 de enero de 2011

Arquitectura sin arquitectos: elogio de la ingeniería.



Tal como me sugieren  escribo encantada sobre la ingeniería, cuestión que precisamente ocupa ahora mi tiempo que dedico en parte a terminar mi tesis doctoral sobre espacios industriales. Sirva de elogio a los buenos ingenieros industriales de todos los tiempos, incluidos mi maestro Adán Martín y mi amigo Manuel Hermoso:

En 1911, al otro lado del océano Atlántico, en el Folkwang Museum de Hagen, Walter Gropius pronunciaba su famosa conferencia titulada «Monumentale Kunst und Industriebau» (Arte monumental y construcción industrial), en la que, junto a obras de Behrens y Poelzig, mostró por primera vez unas imágenes de los silos americanos como ejemplos del arte de la época. Piezas de arquitecturas sin arquitectos, construidas basándose en su estricta función. Dos años más tarde, en 1913, publicó aquellas fotografías y escribió:

«En la patria de la industria, América, han levantado grandes fábricas de grandiosidad nunca vista, que superan incluso nuestras mejores obras en ese sector. Los silos para grano de Canadá y América del Sur, los depósitos de carbón de las grandes líneas ferroviarias y los modernos almacenes de los trust norteamericanos pueden compararse en su fuerza monumental a los edificios del antiguo Egipto».

Las fotografías de Gropius produjeron un impacto increible entre los arquitectos. Algunos dibujos de Sant'elia muestran su influencia, y en los años sucesivos fueron pasando de mano en mano hasta llegar a convertirse en iconos por ellas mismas.

Le Corbusier, en 1919 las publió, con permiso de Gropius, en L’Esprit Nouveau, y en 1923 las retocó para su publicación de Vers une Arquitecture, escribiendo junto a ellas:

“Nuestros ojos están hechos para ver las formas bajo la luz; las luces y las sombras revelan las formas; los cubos, las esferas, los cilindros o las pirámides son las grandes formas primarias que la luz nos revela bien; tenemos una imagen neta y tangible, sin ambigüedad. Y por esto son formas bellas, las formas más bellas. (…) Mirad los silos y las fábricas americanas, magníficas primicias de un tiempo nuevo; los ingenieros americanos aplastan con sus cálculos la arquitectura agonizante”.


Estos jóvenes arquitectos europeos habían encontrado la poética de la industria y la utilizaban ya en los años 10 del siglo XX como nuevo modelo estético. Lo que valoraban había sido creado por ingenieros anónimos desde el paradigma de la eficacia, sin intencionalidad estética alguna, sin ninguna voluntad de ser arte, concebidos exclusivamente para funcionar mecánicamente y rendir económicamente y sin embargo fueron valorados como representes monumentales de los valores de la época moderna.

Esa es la gran aportación de los ingenieros industriales involuntaria y silenciosa pero eficaz y fascinante: la monumentalidad industrial, con su belleza involuntaria y su enorme valor documental.
Cuando se instaló, por ejemplo, El Espacio Cultural El Tanque a principios de los años 50 no existía el Colegio de Ingenieros de Tenerife sino una Delegación del Colegio de ingenieros de Madrid. Los documentos y planos de los mismos por eso no obran entre los anexos de este trabajo, pues ha sido imposible conseguirlos. Por eso su valor documental es in situ. El propio resto industrial es ahora el documento histórico que debe ser conservado como una lección del pasado.

                                    *Foto de la Refinería de Tenerife, del arquitecto Carlos Schwartz.
La instalación de tanques se realizaba por dos empresas, una vasca IBERICA DE MONTAJES  que preparaba en Bilbao las piezas de los tanques, y realizaba el proyecto, enviando por barco las grandes chapas y monumentales tuberías y columnas metálicas con los que luego la empresa TASMI ( Talleres de San Miguel ) montaba y ensamblaba en Tenerife.[1] Se utilizaron durante años y luego quedaron desprovistos de uso, erosionados, silenciosos y vacíos pero con una presencia abrumadora, y desde esta perspectiva, y en un momento como el actual, en que el culto al pasado, y el repaso de la historia, se ha convertido no solo en una posible vía de superación del quiebro histórico que supone la actual crisis económica, sino un refugio antes la uniformidad y mediocridad que amenaza al mundo global ( como amenaza a Cabo Llanos y a Santa Cruz ), el valor documental de estos tanques es más importante que cualquier otro valor.



[1] Esta información fue facilitada por Adán Martín, quien trabajó  en IBERICA DE MONTAJES como ingeniero industrial antes de su etapa en la política.

8 comentarios:

Una ingeniero industrial dijo...

Gracias Dulce,lo que escribes es muy acertado,los ingenieros consiguen con poco esfuerzo piezas de enorme belleza: a veces.

rainwoman dijo...

Resulta estimulante sobre todo esto: "Esa es la gran aportación de los ingenieros industriales involuntaria y silenciosa pero eficaz y fascinante: la monumentalidad industrial, con su belleza involuntaria y su enorme valor documental."

Jesus dijo...

Leyendote revivo tantos momentos vividos en la Refinería.

Javier González de Durana dijo...

En efecto, Dulce, Ibérica de Montajes fue una gran empresa vizcaina. Su nombre completo era Sociedad Ibérica de Montajes Metálicos y la fundó en 1937 Pedro López Cortázar en el pueblo de San Miguel de Basauri, a unos 7 kms. de Bilbao. Tres años antes, en 1934, había fundado Talleres San Miguel en la misma localidad, las cuales, ya en los 60, fueron pioneras destacadas por su tecnología y seriedad, participando activamente en el relanzamiento industrial de España.
López Cortázar, fundó también el Club Deportivo Basconia, que llegó a militar en la 2ª división del fútbol español en 1954. Entre 1962 y 1967 fue alcalde de Basauri, pero siempre se desvinculó de los actos políticos franquistas. Fue un gran empresario-gestor neto y sus numerosas empresas (las citadas y otras más) dieron trabajo y desarrollo a miles de personas (ahora gracias a Dulce me entero que incluso se lo dió a Adán Martín, qué bueno!).
De otra parte, estoy totalmente de acuerdo con tus opiniones acerca de la belleza de los trabajos de los ingenieros. Hay enorme bibliografía sobre el tema.

Jerusalem dijo...

Claramente podemos hacer un elogio de la ingeniería industrial de antaño pero no de la de ahora tan anodina y pueril. Es cierto que los viejos tanques como El Tanque por el que tanto te has preocupado eran bellas y colosales estructuras pero últimamente eso también ha decaído. En cualquier caso es un enfoque interesante que hasta ahora no se había abordado desde la política que yo sepa.

ciudadano x dijo...

¿Como fue la mesa redonda de viceconsejeros de cultura?
Cuentanos como lo viste....

Federico García Barba dijo...

No dejan de sorprenderme tus intereses, Dulce. Siempre expansivos.
En efecto, estoy de acuerdo con lo que expones. Y yo te añadiría que los ingenieros están mejor preparados que nosotros los arquitectos para trabajar en un entorno de creciente escasez como el que nos va a tocar vivir.
Hace unos cuantos años vi una maravillosa exposición en el Centro Pompidou que se titulaba L’Art de l’Ingenieur, constructeur, etrepreneur, inventeur y aunque el catálogo era un tocho inmenso, te lo recomendaría como complemento de tus inquietudes.

Tu ciudadano Y dijo...

¿Tienes algo que ver con la exposición esa que se está preparando en el tanque?anda chica,informa a tus blog-oyentes.