Mi madre murió el pasado martes 11 de junio (entre la madrugada del lunes al martes). Después de 18 años tras el diagnóstico de un Alzheimer que en aquel momento (cuando ella tenía 55 años) era solo un desgaste cognitiva ligero.
Esa ligereza fue convirtiéndose en infinitos destrozos en su cerebro, proceso al que acompañó un cáncer de mama.
Cuando dejó de saber mi nombre, cuando olvidó el número de teléfono de casa, cuando ya no supo conducir, cuando se olvidó de caminar, cuando... y cuando esto..., y cuando lo otro... hasta el final, hasta olvidarse de tragar. El proceso de nacer y crecer pero al revés, olvidar, decrecer y morir.
Nunca se quejó, que yo recuerde. Me quejo yo. De todo. Aunque no sirve de nada.
Adiós mami. Me acuerdo de ti constantemente. Estás en mil detalles.
Una de las ultimas imágenes con mi madre, Milagros López, cuando el Alzheimer ya llevaba años haciendo estragos.
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