lunes, 24 de octubre de 2016

Creatividad, innovación y uso de las tics, nuevas fórmulas docentes en materia turística

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Aquí les dejo el artículo científico que escribí para la Complutense:

Creatividad, innovación y uso de las tics, nuevas fórmulas docentes en materia turística
Dulce Xerach Pérez
Universidad Europea de Canarias. Tenerife
dulcex@telefonica.net
Palabras clave: Innovación disruptiva; turismo; educación; cambio; redes sociales; pensar al revés; nuevas tecnologías de la información.
Creativity, innovation and use of Tics, new teaching formulas in tourism
Keywords: Disruptive innovation; tourism; education; change; social networks; think backwards; new information technologies.
Referencia normalizada:
Xerach Pérez, D. (2014): Creatividad, innovación y uso de las tics, nuevas fórmulas docentes en materia turística. Historia y Comunicación Social. Vol. 19. Núm. Especial Enero. Págs. 551-563.
Sumario: 1. Introducción: La educación turística necesita disrupción. 2. Estado de la cuestión. 3. Resultados esperados. 4. ¿Cuáles son los principales objetivos que nos proponemos con este método?: 5. Bibliografía.

1. Introducción: La educación turística necesita disrupción.

La educación turística necesita disrupción: creo que pensar al revés nos podría ayudar a cambiar el sistema educativo sin tener que cambiar las leyes. La innovación incremental está en la raíz de la mejora de la calidad de vida de las sociedades avanzadas. La innovación incremental ha permitido obtener beneficios, a lo largo del tiempo a muchas empresas y emprendedores

No hay ni una empresa de las que conocemos como innovadoras que haya llegado a su posición en el mercado, mediante innovaciones incrementales. A sus competidores directos, en general, el mercado y la competencia, las ha hecho desaparecer. Ser una empresa líder o establecida en un sector estable ya no basta para sobrevivir.

Para sobrevivir, debemos ser capaces de reinventarnos cada día para hacer frente al mundo cambiante en el que vivimos. La innovación debe de ser disruptiva y lo que es más difícil, continua. Y la educación también necesita de esta disrupción: creo que pensar al revés nos podría ayudar a cambiar el sistema educativo sin tener que cambiar las leyes.


Historia y Comunicación Social
Vol. 19. Nº Esp. Enero (2014) 551-563
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ISSN: 1137-0734
http://dx.doi.org/10.5209/rev_HICS.2014.v19.44984

¿En qué más afecta esta cuestión a la Educación? Si seguimos los pensamientos de Zygmunt Bauman en su libro “Los retos de la Educación en la Modernidad Líquida1? Y tenemos en cuenta “que la historia de la educación está plagada de periodos críticos en lo antes probado deja de ser válido, todos podemos afirmar como Bauman que:

Los retos actuales están golpeando duramente la esencia misma de la idea de educación tal como se la concibió en el umbral de la larga historia de la larga historia de al civilización: hoy está en tela de juicio lo invariable de la idea, las características constitutivas de la educación que hasta ahora habían soportado todos los retos del pasado y habían emergido ilesas de todas las crisis.

2. Estado de la cuestión

Nada nuevo hasta ahora: todos sabemos que estamos en medio de un torbellino de cambios y de información instantánea y en constante e inmutable (parece) crecimiento exponencial. Sobre todo los contenidos en Internet crecen exponencialmente día a día. Veamos la siguiente gráfica de IBM y tratemos de imaginar qué podremos enseñar mañana de nuestra materia que hoy no existía:
Como podemos extraer de este gráfico ya ni siquiera los contenidos son texto. Pero no todo el contenido es texto: ahora publicamos vídeos, imágenes e infografías y presentaciones visualmente atractivas con las que tratamos de enganchar a los alumnos. Pero ¿realmente está la enseñanza del Turismo adaptada a estos cambios?

Suponemos que unos profesores sí y otros no. ¿Están los propios alumnos de 18-20-22 años preparados para la avalancha de información en la que viven? ¿estamos dando en el aula las herramientas que verdaderamente se necesitan para la vida real?
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Evoquemos nuestra época del colegio: por lo menos para mi, nacida en 1969, es difícil recordar a algún profesor fomentando uno de los aspectos educativos que posteriormente más importantes se ha revelado en la vida de muchos la formación autodidacta.

La creación de Google y de otros seguidores como Yahoo, etc. ha sido uno de los cambios que volvieron a Internet mucho más amigable a la hora de buscar y relacionar información en tiempo real y se convirtió a la vez en uno de los caballos de Troya que han impulsado el conocimiento generalizado y la capacidad de aprender por uno mismo, tan solo con un ordenador y una conexión a Internet. Antes teníamos la Enciclopedia, el Diccionario, revistas, libros e ir preguntando por ahí.
Ahora le preguntas al ordenador, y tienes que saber encontrar la mejor respuesta.

Todo tiene una estrecha relación y en parte es una de las razones por las que la inmensa mayoría de los investigadores y educadores actuales deberíamos jugar con las reglas de Google o buscadores similares. A través de Google tendríamos la capacidad de aprender y por tanto después también de enseñar. Permitiendo así el conocimiento autodidacta, orientándolo y también permitiendo el aprendizaje entre iguales (y desiguales, pues no es raro que un alumno me enseñe alguna herramienta que ha descubierto por sí mismo y yo lo transmito a los demás, creando así un bucle de conocimiento que va creciendo día a día).

Suponemos que unos profesores sí y otros no. Pero busquemos análisis objetivos. Observemos por ejemplo, el ranking relativo global y posición relativa de Comunidades Autónomas Españolas por pilares competitivos y nos detenemos en el pilar “Atracción de talento y formación”descubriremos como los destinos turísticos de este país que más lo necesitan peor situados están en el ranking como veremos más adelante.
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A la luz de estos datos, podemos, pues, afirmar que el descontento con el atractivo de la oferta universitaria turística es mayor cuanto más cerca de la industria turística se está. En España son preocupantes y síntomaticos los casos de Baleares y Canarias, realmente sintomáticos de la necesidad de cambio en los programas educativos ligados al turismo.

Visto este ciclón persistente e impetuoso que suponen las tecnologías de la información y la comunicación y su firme propósito de alterar todo lo conocido hasta ahora, como metodología queremos ensayar una fórmula educativa -que pretende ser innovadora y disruptiva en su constancia-; que tiene por objetivo que el alumno de turismo, ese sector que tampoco para de crecer exponencialmente2, no se limite a acumular conocimiento, sino que aprenda a pensar diferente para ser capaz de resolver problemas aparentemente insolubles en el sector turístico, como por ejemplo, la decadencia de las agencias de viajes, o los problemas de rentabilidad de las aerolíneas o de los hoteles urbanos, por citar solo algunos casos concretos sometidos a un profundo cambio. Y sobre todo que aprenda a pensar por sí mismo porque no siempre tendrá un profesor al lado. Se intenta (ensayo-error-ensayo-error) una metodología diferente y única, de la cuál no hemos encontrado referencias exactas en otros países, aunque seguro que las hay pero deben ser incipientes, cuyo objetivo es hacer que las cosas sucedan. Que este aprendizaje se realice con el uso constante de las nuevas tecnologías de la información. Proponemos clases de turismo donde jamás se apague Internet. Ni siquiera durante los exámenes. Donde los laptops, los ordenadores, tabletas y móviles están permitidos en todo momento. Incluido en los exámenes, desde el convencimiento de que en un futuro próximo será quien mejor busque quién más aprenda (y desaprenda lo que va quedándose obsoleto).
Combinemos el cuadro anterior con el cuadro de Competitividad turística queda demostrado que hasta ahora la Educación no ha sido necesaria para la rentabilidad
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económica turística, pero la tendencia está cambiando porque con la crisis económica todos los paradigmas están siendo revisados por la propia realidad.
Cuadro de datos del informe Monitur, 2009-2010.


Observemos la siguiente hipótesis de trabajo concreta para el caso de los estudios de Turismo:
¿Los consumidores turísticos –doy por hecho que todos lo somos de una u otra manera- nos reseteamos?
¿La crisis ha revolucionado las formas de viajar, la mentalidad de la gente, las dinámicas turísticas?
La respuesta es sí, y es avalada por la OMT3 y esto debe reflejarse en el aula. Hoy por hoy, el Turismo es quizá uno de los sectores económicos donde la normalización del uso de las TICs ha sido más veloz, pero lo ha sido en el mundo real, no en el aula. ¿Cuántos profesores de turismo permiten actualmente a sus alumnos estar continuamente conectados a Internet como lo estarán luego en el mundo real?
A mayor abundamiento, los cambios demográficos y sanitarios implican que la población de los países occidentales no sólo está viviendo más, sino que además goza de buena salud durante más tiempo.
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Estas tendencias sugieren que en los próximos años habrá más viajeros con más tiempo libre que viajen durante periodos más largos y que sigan pudiendo incorporar una variedad de experiencias de viaje. Y necesitarán propuestas nuevas y profesionales nuevos.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) estima que en el año 2020 habremos superado la cifra de 2000 millones de turistas año.
Es presumible que los consumidores de mayor edad tengan unas expectativas de servicio más altas y, en muchos casos, mayor renta disponible. Esto podría representar una oportunidad tanto para las aerolíneas como para las agencias de viajes. Los consumidores occidentales están dejando de elegir sus viajes en función del destino y se están decantando más por hacerlo en función de las experiencias.
Esto compromete a las aerolíneas y agencias de viaje y otros negocios del sector turístico que deben conscientes de ello. Solo esa conciencia les permitirá aprovecharlo, con lo que se refuerza la necesidad de un enfoque integral de la cadena de valor del viaje. Existe poca certeza entre los expertos en lo que respecta a dónde viajarán los ciudadanos de países emergentes o en qué diferirán sus gustos de los de los occidentales. Sin embargo, la formación de grandes comunidades de emigrantes en los mercados occidentales sugiere que estos podrían seguir siendo destinos importantes. Pero los occidentales estudiantes de Turismo tendrán que estar preparados para ello. Por poner solo un pequeño ejemplo: Rusia, China y Brasil se presentan como grandes países viajeros, sin embargo la enseñanza del Ruso, el Chino y el Portugues en las escuelas de turismo aún es testimonial en España, Francia e Italia, que probablemente sean los países receptores con más potencial.
Además surgen nuevas tendencias entre los jóvenes, como los viajes entre amigos, los diferentes destinos escogidos por sus cualidades especiales, y por el estilo de los
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turistas que los visitan, por la música que se escucha o por la influencia de bloggers y redes sociales. Surgen nuevas especies de viajeros como los singles, los bobos, los adults, etc4.
Por tanto, innovar será una de las competencias fundamentales de cualquier profesional del turismo ¿por qué? Porque necesita adaptarse constantemente a un turista cada vez más cambiante, más informado, menos seguidor de grupos y más creador de sus propias experiencias de viaje personales y únicas. Porque necesita adaptarse a las nuevas tendencias que van creándose y siguiéndose en las diferentes redes sociales.
Cerveza Daam diseñada y creada por el Chef Ferran Adriá, una combinación de dos ideas:
La cerveza tradicional y el champagne. El resultado es una cerveza 5 veces más cara pero también más de glamourosa. Creación propia.
La metodología propuesta dista del método del caso “tradicional” y combina análisis individual, autoaprendizaje, trabajo en equipo, aprendizaje entre iguales, todo ello con utilización de las TICs y redes sociales para investigar y sesiones de debate y generación de nuevo conocimiento y contenidos en conjunto, con un seguimiento continuo por parte de los profesores y con la realización de trabajo aplicado a la realidad.
Con una labor de reconocimiento y seguridad, el profesor actúa aquí como helicóptero, como escolta de los alumnos que puedan acabar en un problema, y como propulsor de cada uno de los proyectos que los alumnos van poniendo en marcha (en este caso concreto en la clase de Instrumentos del Marketing internacional para estudiantes de turismo su propio blog).
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Creación propia.
Como en un trabajo de la vida real, exige por parte de los alumnos, una extensa preparación previa a las sesiones presenciales, se trabaja con un chat (whatsap) y con el campus virtual, las “lecciones” se van enviando a lo largo de la semana al mismo, cuando aparecen en Internet u otros medios de comunicación temas de interés y novedades en innovación o educación turística y en marketing turístico, y tanto a nivel individual como en equipos de trabajo, se desarrollan contenidos reales que salen a la red (cada alumno crea su propio blog de contenidos turísticos, su propia cuenta de Twitter y utilizan su más habitual cuenta en Factbook, de manera que puede compartir las ideas y el aprendizaje no solo con los compañeros del curso sino con el resto del mundo real, el uso intensivo y constante de las redes sociales es fundamental, dentro y fuera del aula, para partir de la lógica cartesiana y darle la vuelta. Puede poner en duda al profesor, puede aprender más rápido y mejor.
¿Por qué un blog y no otra herramienta de aprendizaje?
Podríamos seleccionar otra herramienta, pero un blog ofrece singulares ventajas:

Un blog ayuda a crearse una reputación.

La publicación frecuente en un blog, implica constancia que es muy valorada por las empresas. Y es una habilidad que los estudiantes también deben aprender. Por tanto, si somos capaces de conseguir que los alumnos mantengan un blog en el tiempo con actualizaciones frecuentes, mejorará considerablemente su constancia y de paso también su marca personal, al tiempo que con sus nuevos contenidos estarán creando ya curriculum propio.

La orientación sobre la temática de cada blog creado en clase ha de ser aquella en la que el alumnos, dentro de la temática de la asignatura o grado que estudie, quiera posicionarse, ya que nos interesa posicionar a nuestros alumnos de
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cara al mundo real, que los contenidos que creen sean propios, y que éstos sean afines al negocio que quieran emprender en el futuro, una vez acabados los estudios. De esta manera podemos ayudar a obtener la confianza de lectores que en un futuro podrán ser sus propios clientes, o sus empleadores.

Además, y esto sirve no solo para turismo sino para todo lo relacionado con estudios de Business, un blog va a permitir a los alumnos realizar estudios de mercado de coste cero (el coste es solo el tiempo que invierten en el blog) y evitará que incurran en gastos en productos y servicios que el mercado no demanda.

Un blog posiciona al estudiante, desde el día 1, en el mundo real.
3. Resultados esperados
En un sistema de trimestres los alumnos disponen de aproximadamente 100 días para obtener resultados. Resultados reales. Entre ellos los siguientes:

Serán mejores en marketing, y el marketing es siempre esencial, en cualquier negocio. Buscarán títulos, slóganes, promociones más perfectas: Son alumnos de marketing y saben que existe una anatomía del título perfecto, de slogan perfecto, de claim perfecto. Saben que es clave llamar la atención de los usuarios visto que competimos con miles de millones de contenidos. También saben que tienen que ser coherentes y generar confianza y reputación (clave en las TICs).

Se convertirán en mejor escritores: mejorar su estilo como bloggers mejorará su estilo de escritura y su gramática (no se admiten faltas de ortografía).

Encontrarán el tono adecuado y su propio estilo: lo que te interesa es convertir visitantes en lectores. Y lectores en turistas. El tono en un blog marca la diferencia entre un blog que simplemente genera visitas porque ha hecho un buen trabajo de posicionamiento web de otro que tiene tráfico recurrente a través de una lista larga de suscriptores su bitácora. Hablar el mismo idioma puede ser más complicado de lo que parece. Para conectar hay que escribir como se habla y dirigirse al lector con naturalidad y estilo propio.

Colaborarán entre ellos, porque descubrirán que sin una red de bloggers es muy difícil que google les admita en sus protocolos de búsqueda. A mayor abundamiento el estilo colaborativo conecta con los nuevos tipos de turismo colaborativo, a los cuales representa sin duda la iniciativa de la start up norteamericana AirBnb (www.airbnb.com).
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4. ¿Cuáles son los principales objetivos que nos proponemos con este método?
Admitir que todo cambia y nada es inmutable, ni siquiera el conocimiento. Admitir y querer a los diferentes, escuchar las opiniones distintas, recibir críticas reales a las ideas expuestas, aprender a dialogar a la gente que es radicalmente distinta. Aprender la importancia de tener cerca a gente mas inteligente que tu, a revisar toda la información disponible, a saber discriminar esa información, aprender a interesarse por lo que nadie quiere, pues es ahí donde existen todavía oportunidades de generar nueva riqueza, y además tienes menos competencia.
Creación propia.
De una ida simple, hibridada con otra se obtiene un nuevo producto turístico. Caso de la colaboración entre las empresa Havaiana y Missoni. 2012. Añadiendo valor económico: de 20€ aproximadamente el par normal de Havaianas a 80€ el par diseñado por Missoni.
Aprender a plantearse problemas imposibles, a mirarlos desde distintos puntos de vista y extremos. Aprender a manejar la información, a utilizar internet como base de datos, pues es la fuente de datos mas actualizada que existe en la actualidad. Aprender a distinguir lo relevante de lo irrelevante. Tener criterio. Aprender a organizar datos inconexos y unirlos mediante procesos inversos, todo ello para descubrir las nuevas posibilidades del negocio turístico. El uso de los ordenadores, laptops, etc es indispensable, dentro y fuera del aula, continuamente.
Esta experiencia docente lleva en marcha en la Universidad Europea de Canarias un mes (durante septiembre de 2013 se ha iniciado la experiencia con los alumnos de 2º curso de DINTETUR), con el resultado de diferentes blogs creados que aplican cada día las estrategias de marketing turístico. Cito algunos de ellos en la bibliografía. Es una experiencia que acaba de comenzar, de la que aún no podemos dar sino los resultados de estas primeras semanas de trabajo: los alumnos comienzan a pensar en la importancia de los contenidos, en como convencer, seducir y llegar a su público elegido. Cada alumno ha seleccionado su nicho de mercado: unos los alumnos-turistas de Erasmus, otros los visitantes de la isla de Fuerteventura, otros los proyectos
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turísticos Green Low Cost. Otros van descubriendo que su elección no funciona y deben cambiar.
Una de las cosas más importante que he podido aprender como docente en estas pocas semanas es la importancia que dan a ser “seguidos” por otras personas de fuera de la organización, a ser retwitteados por “gente importante” para ellos ( La sexta, el Cabildo de Fuerteventura, la Unión Europea, etc.).
Los blogs que hemos creado y donde cualquiera puede seguir su evolución, y si lo creen conveniente, apoyarles, son los siguientes:

http://thetreasuresofourisland.blogspot.com.es/, del alumno Alejandro Rivera.

http://verdeaurora.blogspot.com.es/2013/10/cueva-del llano.html?spref=tw, de la alumna Aurora Mesa.

http://luxurycarstenerife.blogspot.com.es/ del alumno Kevin González de Chávez.

http://islasdelmundo.blogspot.com.es/, de quien les escribe, que comenzó este blog con la intención de situarse en pie de igualdad con los alumnos y encontrarse con los problemas que ellos irían encontrando por el camino.

http://erasmusintenerife.blogspot.com.es/ de la alumna Teresa Costa Salvini (de Lisboa).

http://worldlifeandhealth.blogspot.com.es/2013/10/moda-y-cultura-ushuaia-mas-que-un-hotel.html del alumno Javier Castro.

http://canarianparadise.blogspot.com.es/2013/09/about-me.html?spref=twde la alumna Carolina Alemao (de Lisboa)

http://letstravelonburgers.blogspot.com.es/ de la alumna Rita Moutinho (Lisboa).

http://cleanproyect.blogspot.com.es/?m=1 del alumno Santiago Hormiga.
La colaboración como estilo educativo.
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La inspiración para poner en marcha este método ha venido de dos experiencias distintas pero de similar filosofía, por un lado la KHAN ACADEMY y por otro lado, el programa AKADEMIA de la Fundación Bankinter.
En cuanto al programa KHAN ACADEMY, se trata de una educación de clase mundial gratis para cualquier persona en cualquier lugar realizada a partir de las nuevas tecnologías de la información.
En este caso se trata de una organización sin fines de lucro, financiada por la Fundación Bill & Melinda Gates, con el objetivo de mejorar la educación proporcionando gratis educación de primer nivel para cualquier persona en cualquier lugar del mundo. Con los mejores profesores y a través de videos cortos.
Los recursos de Khan Academy están disponibles para cualquiera. Los estudiantes pueden hacer uso de la extensa biblioteca y videoteca de Khan Academy, que incluye interesantes retos interactivos, evaluaciones y videos desde cualquier ordenador con acceso a la web.
El seguimiento en red de la formación del alumno está al alcance de todos: mentores, padres y maestros pueden observar fácilmente todo lo que sus estudiantes están aprendiendo en Khan Academy.
El objetivo del programa Akademia ha sido potenciar la actitud innovadora en la educación. La misión del proyecto Akademia5, creado en 2006 es influir en la educación y fomentar una actitud innovadora en los líderes del futuro.
El curso de Akademia está dirigido a jóvenes universitarios de últimos cursos de grados de diferentes disciplinas (se mezclan las disciplinas). Tiene como objetivo despertar y fomentar la actitud innovadora, motivando a sus participantes a asumir el reto que supone un entorno en constante cambio.
Es un programa sin valor académico pero con gran éxito que se imparte en las mejores universidades españolas con el fin de complementar su formación universitaria con nociones imprescindibles para lograr el éxito en el mundo dinámico y complejo al que nos enfrentamos.
Se guía a los estudiantes a través de un material único generado por expertos del Future Trends Forum de la Fundación Bankinter que estructurado en distintas revistas digitales, es un material que desarrolla la capacidad de análisis del entorno en búsqueda de nuevas oportunidades de generación de riqueza y que luego se incrementa cualitativamente en cada clase.
Se utiliza una metodología entretenida y muy participativa, en la que la Akademia (el claustro) guía al alumno a través de 16 sesiones presenciales establecidas a lo largo del curso académico, combinadas con actividades no presenciales a través de redes sociales, especialmente Linkedin.
La diversidad del claustro, del que tengo la fortuna de formar parte, formado por profesionales de prestigio, es uno de los puntos fuertes del programa Akademia.
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Por lo tanto los alumnos estarán en permanente contacto con expertos de diferentes campos entre los que se encuentran aquellos que trabajan en entornos poco definidos llevando procesos de responsabilidad, profesores de universidad, patronos de la Fundación de la Innovación Bankinter y emprendedores y empresarios con una extensa experiencia.
Por ahora son ejemplos extra académicos pero cada vez generan mejores resultados e inspiran el método propuesto en este artículo, método cuyos primeros resultados publicaremos próximamente.
5. Bibliografía
ARI DA SILVA FONSECA FILHO Educación turística - reflexiones para la elaboración de una propuesta con base en la cultura. Universidad de São Paulo. 2008. Sao Paulo.
Blogs resultado provisional de esta experiencia docente. http://canarianparadise.blogspot.com.es/, http://erasmusintenerife.blogspot.com.es/
Khan Academy http://es-es.khanacademy.org/
La educación y las Tics, 2013. http://www.unesco.org/es/higher-education/higher-education-and-icts/
NICOLAS PÉREZ GARCÍA, Los pequeños adultos, Nueva Gráfica, 2013, La Laguna.
NEUS ARQUES, Marketing para escritores. Editorial Alba. Barcelona, 2013.
OMT www.unwto.org/estadisticas/ Estadísticas de la Organización Mundial del Turismo, 2012.
PILAR ALCAZAR, Entre singles, Dinkis, Bobos y otras tribus, , Planeta, Madrid 2009.
Ranking de competitividad turística por CC.AA. 2009-2010. http://www.iet.tourspain.es/es-ES/estadisticas/analisisturistico/balantur/anuales/Balance%20turismo%20en%20España%20en%202010.pdf.
ZYGMUNT BAUMAN Los retos de la Educación en la Modernidad Líquida. Gedosa editorial, 2007, Barcelona.
Notas
1. Bauman, Zygmunt. Los retos de la educación en la modernidad líquida. Gedisa Editorial, 2007, pag. 27.
2 La organización Mundial del Turismo anunció que en el año 2012? Se superó el billón de turistas en el mundo (1000 millones de personas se han movido de un lugar a otro para ampliar sus conocimientos)
3 OMT: Organización Mundial de Turismo.
4 Alcazar, Pilar: Entre singles, Dinkis, Bobos y otras tribus. Planeta, Madrid, 2009.
5 http://www.fundacionbankinter.org/es/akademia
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DULCE XERACH

UN PUERTO PARA LA GENTE: FAABORG HARBOUR BATH



Faaborg es una ciudad danesa de algo más de 7.000 habitantes  situada en la costa sur de la isla de Fionia, en el fiordo de Faaborg y frente al archipiélago del sur de Fionia. Está rodeada por una zona de suaves colinas y de una belleza natural encantadora. Allí, Urban Agency  Sloth Møller, JDS y CREO han diseñado un puerto para el baño y para el disfrute de la gente. Su cliente fue el municipio de Faaborg.

Lo llaman Faaborg Harbour Bath, y con esa nueva zona, pensada para las felicidad de sus habitantes, la línea de costa del centro de la ciudad finalmente se ha abierto para el baño, la vida recreativa y la actividad pública en general. Este nuevo espacio público en el agua azul del mar añade una nueva dimensión al hermoso archipiélago del sur de Fionia.

El puerto de baño está diseñado para crear un estrecho vínculo entre la ciudad y el mar, que fusionan con simplicidad y destreza.

La intención de los arquitectos no fue un excesivo contenido en el programa del proyecto de antemano, sino crear un marco para un uso aún desconocido, un lugar donde la vida pública pudiera desarrollarse y diera cabida a lo inesperado que a veces sucede en las ciudades.. En otras palabras, un lugar que la gente pueda acercarse, habitar e incluso crear sus propios caminos junto al siempre saludable mar.

Fue pensado sobre tres pilares temáticos que crean espacio para todos: para niños pequeños, para niños-jóvenes que pueden ser salvajes por un momento de sus vidas, mientras que otros se relajan y disfrutan simplemente de la esplendorosa vista del fiordo de Faaborg. El "finger plan", como le llaman los arquitectos con piscinas abiertas entre los tres pequeños muelles que crean, ofrece múltiples maneras de acercarse al agua, de sentirse cerca del mar y de disfrutar de esa sensación. Los muelles están hechos de esa madera nórdica que tanto ligamos a la idea de confort, y forman suaves rampas, divertidas escaleras y otras oportunidades de llegar al agua de manera fácil y accesible para todos, además crea, entre espacio y espacio, pequeñas piscinas para niños.



El nuevo puerto invita a tomar un baño, pero también a ir en un kayak de paseo, a caminar al borde del mar o sentarse al sol y simplemente disfrutar de este espacio público emocionante y activo. El proyecto invita a la natación y la actividad en el agua pero también a la relajante contemplación del centelleo y el movimiento del mar mientras el sol brilla. Dispone de vestuarios y de instalaciones para remeros, una plataforma de buceo, un parque acuático y una cálida y acogedora sauna para los bañistas en invierno.

El proyecto está diseñado y construido de acuerdo con la filosofía del Cradle to Cradle, que trata de rediseñar la forma en que hacemos todas las cosas para que sean más sostenibles. Los materiales utilizados se definen así en términos de contenido químico, efectos en el aire, suelo y agua, y los efectos en la salud humana desde su fabricación hasta el uso y su recuperación por vías biológicas o técnicas. La madera se cultiva a nivel local, por ejemplo, la cubierta de madera se construye a partir roble danés. Todos los componentes son reciclables y el proyecto se pueden desmontar y volver a utilizar en gran medida. Con esta filosofía se equipan últimamente todas las elegantes y divertidas playas danesas.

Durante el desarrollo del proyecto, los arquitectos mantuvieron una estrecha colaboración con los usuarios locales y clubes deportivos de la zona. En varias sesiones de trabajo atendieron a las necesidades y deseos que luego reflejaron en el diseño. Este proceso ha dado lugar a un alto nivel de funcionalidad, facilidad de uso y está muy bien aceptado y considerado por todos los usuarios que lo llenan de mil maneras constantemente y a lo largo de todo el año.

Las fotografías muestran que este puerto de baño es un gran éxito dentro de la comunidad local y es utilizado por una amplia gama de usuarios, tanto para el deporte como para cualquier otra actividad de recreación.

Faaborg Harbour Bath ha dado a la ciudad de Faaborg un nuevo espacio público junto al mar que facilita la actividad y atrae a tanto a los ciudadanos de la ciudad como a los visitantes y donde nadar y practicar deportes acuáticos o simplemente disfrutar de la fantástica vista del mar contribuye a la felicidad.





Dulce Xerach, 22 de octubre de 2016.

miércoles, 19 de octubre de 2016

Mi madre tiene cáncer de mama


Mi madre tiene, de nuevo, cáncer de mama, es la cuarta vez que le vuelve.  Nunca hablo de ello porque es el Alzheimer (que también padece desde hace muchos años) el que se lleva toda la atención, y porque el cancer ha sido intermitente, de ida y vuelta, y el alzheimer desde que llegó nunca se ha ido y cada vez se ha vuelto más intenso, para ella y también para nuestras vidas (las de quienes le rodeamos).

Un día, cuando ella era concejal de Asuntos Sociales de su pueblo en el norte de Tenerife (Tacoronte), mientras animaba a todas las mujeres de su barrio a hacerse las pruebas médicas y mamografías correspondientes, para prevenir el cáncer, un médico se le acercó y le dijo que ella era la única de todo el grupo que tenía cáncer. 

Supuestamente lo habían cogido en una fase muy incipiente y a tiempo, pero no fue así, el cáncer volvió una vez y luego otra, hasta hacerle una mastectomía radical. Luego vinieron años en los que el Alzheimer le ganó la partida al cáncer, según parece ambas enfermedades se contradicen, como si se frenaran entre sí, pero de nuevo volvió.

Pienso con frecuencia en esa imagen de la que nunca he hablado. La de mi madre el día que nos comunicó que tenía cáncer. Siempre está ahí su imagen, en mi silencio, valiente, segura de que podría con él. Sin siquiera pensar que algún día podría tener algo peor, el alzheimer. Y ahora es tarde para todo. Menos para estar con ella. Quizás ella no sepa ya quién soy yo, pero sé que siente que la quiero. 

martes, 11 de octubre de 2016

La nueva torre del puerto de Aarhus, Dinamarca



Aarhus, que es la segunda ciudad más grande de Dinamarca con 240 mil habitantes, está experimentando una considerable remodelación especialmente en torno a su puerto. Aarhus se encuentra en la bahía del río Aarhus, en el este de Jutlandia y al noroeste de Copenhague. Y justo en el Puerto de Aarhus, que es el principal puerto de Dinamarca y está considerado como el más eficiente de Europa, desde donde se exportan e importan mercancías hacia todo el Mar Báltico, es donde se encuentra situada la torre mirador objeto de nuestro artículo de hoy. Es sugerente y atractiva. El diseño se debe a Dorte Mandrup Arkitekter, y fue un regalo a la ciudad de uno de sus bancos, el Salling, de ahí su nombre.

La torre mirador Salling tiene una sutil figura que recuerda a las formas de las velas de los barcos o también al origami, como señala la arquitecta,  y no es solo un mirador, sino la nueva escultura urbana de Aarhus. Un pequeño monumento a la ciudad marítima donde ella, Dorte Mandrup, nació. Está construida en acero pintado de blanco y brilla dando identidad a la zona portuaria, reflejando el centelleo de las aguas y jugando a ser un luminoso punto de referencia y encuentro en esta nueva parte de la ciudad.

Es una plataforma de observación de apenas 7,5 metros de altura por encima del mar pero invita a subir lentamente. El visitante sube por unas expresivas escaleras blancas hasta quedarse literalmente flotando sobre la superficie reflectante del agua del puerto. Se puede uno asomar a una de sus aberturas circulares o  continuar hacia arriba a través de una escalera amplia que ofrece excelentes vistas panorámicas del puerto y la bahía y donde te puedes sentar a contemplar el atardecer. El viaje culmina en una plataforma con visión de 360 grados por encima de las copas de los árboles desde donde se observa toda la ciudad.



La estructura está hecha de planchas de acero soldadas, producidas como un barco, en un astillero, y desembarcadas en el sitio. Pesa alrededor de 85 toneladas. Se distingue de los alrededores con su expresión de la geometría plegada. A pesar de la personalidad singular, la torre contribuye al puerto comercial histórico de Aarhus, haciendo referencia al entorno náutico y marinero. Los agujeros circulares de la placa de acero,  pintados de blanco, favorecen la sensación de estar en el mar pero no fueron diseñados solo para generar esa evocación sino por una razón funcional, pues reducen la carga del viento y promueven la reducción de uso de material, lo cual se considera sostenible. La torre Salling es también accesible para todos. Un ascensor instalado casi invisiblemente proporciona una experiencia igual de estimulante para personas con movilidad reducida. Por la noche, luces LED iluminan la torre desde el interior, recordando los mástiles de los buques de carga y siendo medioambientalmente responsable.

Poco a poco, desde su inauguración en 2015 se ha ido convirtiendo en un punto focal social donde los habitantes y el público en general puede ver el crecimiento del nuevo distrito de la ciudad. Es curioso constatar como con tan poco se puede conseguir tanto.


Dulce Xerach



lunes, 10 de octubre de 2016

lunes, 3 de octubre de 2016

Mord an einem Londoner Strand: Der zweite Fall der Inspektorin María Anchieta





Erstes Kapitel
Mittwoch, 1. November 2006. Allerheiligen.

In der Nacht, als der englische Unternehmer John Becker ermordet wurde, tanzte ich auf lateinamerikanische Musik und trank Caipirinhas in einer Strandbar am Playa de las Teresitas in Santa Cruz de Tenerife, fernab aller polizeilichen Angelegenheiten, mit leerem Handyakku und glücklich darüber, dass am nächsten Tag, also heute, Feiertag war. Wir feierten den Geburtstag eines Arbeitskollegen aus dem Büro von Präsident Adán Martín, als dessen Bodyguard ich weiter tätig war. Währenddessen machte der Mann, der zusammen mit seiner Freundin, der Brasilianerin Malena Donoso, ermordet werden würde, auf der anderen Seite der Insel, im Süden, einen Spaziergang am Meeresufer. Wie wir später bei den Ermittlungen nach dem Mord herausfinden würden, pflegte er dies jeden Abend zu tun, so wie alle Briten, die Teneriffa besuchen, auf der Suche nach frischer Luft und der Wärme des Meeres spazieren gehen. Die beiden wurden kaltblütig ermordet. Es war ein anscheinend unmotiviertes und unbeabsichtigtes Verbrechen, das erhebliche Auswirkungen auf den Tourismus, den wichtigsten Wirtschaftszweig der Insel, haben könnte.

Da man mich bei Bekanntwerden des Verbrechens nicht lokalisierte, wurde der Mordfall zunächst von der Mordkommission des Kommissariats Adeje, im Süden der Insel, übernommen. Als es meine Chefin schließlich gelang, mich zu wecken und schreiend meinem Kater zu entreißen, der nicht etwa für mich üblich war, sondern darauf zurückging, dass ich heute nicht arbeiten musste, bat sie mich in Anbetracht der Staatsangehörigkeit der Opfer – einer 25-jährigen Brasilianerin und einem bekannten englischen 55-jährigen Unternehmer –, den ganzen Schlamassel und die Leitung der Ermittlungen zu übernehmen.

So erfuhr ich als Erstes, dass sie im Beachclub am Meer ermordet worden waren. Ich bat meine Chefin um 15 Minuten, um reagieren zu können. Im Versuch, mich von den nächtlichen Exzessen zu erholen, trank ich meinen ersten Kaffee an diesem Morgen am Fenster meines Apartments in der Avenida Marítima de Santa Cruz und schaute zu, wie die strahlenden Wellen ans Ufer gelangten und die Hafenaktivität wie jeden Morgen voll im Gange war. Die Sonnenstrahlen bahnten sich ihren Weg in mein kleines weißes Wohnzimmer voller Bücher, und die schimmernde Helligkeit blendete mich.

Ich habe mich von den Orten, an denen ich bisher gelebt habe, immer angezogen gefühlt, von den Häusern und von den Stadtvierteln. Mich überkam große Freude, wenn ich in meiner Hosentasche den Wohnungsschlüssel spürte, denn so klein die Wohnung auch sein mochte, sie gehört mir, nur mir und niemandem sonst. Und ich hatte jetzt hier, genau wie in anderen Lebensabschnitten in Bilbao oder London, meine Bücher und damit alles, was ich brauchte – so dachte ich zumindest –, um zu sein, wer ich sein wollte.

Trotz meines Katers und der leichten, aber anhaltenden Kopfschmerzen war es ein wunderschöner Morgen. Große Schiffe fuhren ein und aus, ein herannahender Kreuzer und die Fähre, die Teneriffa mit Las Palmas verband, bewegten sich gleichzeitig mit unglaublich wendiger Drehung durch die schmale Hafeneinfahrt. Weiter links stachen die Anfänger der Segelschule Teneriffa mit weißen Segelbooten ebenfalls früh in See, genau wie einige Fischerboote aus dem kleinen Viertel Valleseco, das auf wundersame Weise vertikal am Berg hing. Noch etwas weiter warfen andere Angler ihre Angeln an den verlassenen Molen aus. Von meinem schläfrigen Erwachens nichts ahnend war das Seeleben auf der Insel schon in vollem Gange. Noch einen Kaffee, eine kalte Dusche und ich war bereit, einen neuen Fall zu übernehmen.

Ich heiße María Anchieta, bin 37 Jahre alt und Spanierin und Ermittlungsbeamtin der Polizei. Ich wurde zwar im Baskenland geboren und wuchs dort auf, wurde aber vor einigen Jahren auf die Insel Teneriffa versetzt. Der Umfang der polizeilichen Arbeit hängt immer von meiner Chefin, Kommissarin Marina Tabares, ab, und von den Straftaten, die mit Ausländern oder mehreren Ländern verbunden sind und auf die ich mich dank meiner Sprachbegabung und vor allem meiner Englisch- und Portugiesisch-Kenntnisse spezialisiert habe. Mein Vater und ein Teil der Familie leben nämlich seit Jahren in Brasilien. Außerdem bin ich Anwältin und habe einen Doktor in Geschichte, weshalb ich für komplizierte Fälle eingeteilt werde, für die die spanische Nationalpolizei eine Elitegruppe geschaffen hat, auf die sie bei Bedarf zurückgreift. Sie besteht aus einer Art Spezialagenten und ist auf die globalen Straftaten zugeschnitten, die heutzutage begangen werden. Man Leben war in der letzten Zeit etwas seltsam verlaufen, das ich die reine Polizeiarbeit mit der Tätigkeit als Bodyguard für den kanadischen Regierungspräsidenten Adán Martín kombinierte. Alles hatte mit einer vorübergehenden Vertretung für vier Monate angefangen, die bereits drei Jahren andauerte und mich in die schwierige Welt der Politik führte, in der die Verbrechen keine Blutspuren hinterließen, sondern andere, chaotischere Spuren, deren wahre Dimension fast immer und unergründbar war.

Doch zurück zu den aktuellen Geschehnissen. Im Süden Teneriffas begann der Tag überschattet vom Mord an zwei Touristen im elegantesten und erlesensten Beachclub der Insel. Der Beachclub Las Rocas gehört zum Hotel Jardín Tropical, das Eigentum des mächtigsten, kosmopolitischsten und intelligentesten Medienunternehmers Spanien, Jesús de Polanco, war.

Nachdem er das Füllsystem für den Salzwasserpool im Beachclub gestartet hatte und das Wasser bereits einlief, verfuhr der erste Poolpfleger an jenem unheilvollen Morgen wie üblich und wollte überprüfen, ob sich der Pool richtig füllte, als er plötzlich zwei völlig blutüberströmte Leichen auf dem Boden vorfand. Das Meerwasser schoss schnell herein und die Leichen fingen an, leicht zu treiben. Der Mann schaltete die Maschine schnell aus, aber die Oberfläche war bereits vom leichten Rosa des verdünnten Bluts überzogen. Er rief seinen Vorgesetzten im Hotel an, der wiederum die Lokalpolizei in Adeje anrief, und die wiederum die Nationalpolizei. Als der Fall in meine Hände geriet, hatten die Kriminaltechniker den Tatort bereits zu sehr zertrampelt, als dass man den Pool wieder hätte benutzen können. Der für den Fall zuständige Richter hatte die Leichen schnellstmöglich und in aller Eile mit der Ausrede freigegeben, es sei eine touristisch sehr beliebte Gegend, und hatte damit später für viele Probleme bei den Ermittlungen und zusätzliche Schwierigkeiten bei der Suche nach soliden Beweisen gesorgt. Trotzdem wurde der Pool erst am Abend wieder für die Öffentlichkeit zugänglich gemacht. Ich sah die Leichen Stunden später im Leichenschauhaus, als bereits die erste Obduktion vorgenommen worden war. Als ich in der Leichenhalle eintraf, führte man mich hinter einen Vorhang. Die Toten lagen auf Stahltischen und waren bis zum Kinn mit weißen Laken bedeckt. Der Mann hatte eine graue Haut und die Nase voller geplatzter Äderchen, die auf seine Liebe zum Wein hinwiesen. Die Tote hatte eine gebräunte, zarte Haut und war selbst jetzt noch wunderschön. Sie schien zu schlafen, statt tot zu sein, wie eine Märchenprinzessin, doch natürlich konnte ich nicht das kleinste Anzeichen einer Atmung bemerken. Ich lass den provisorischen Bericht des Gerichtsmediziners, der neben einer der Leichen hing:

„Todesursache: Beiden wurde mit einem Gegenstand ins Herz gestochen. Ihr Tod trat am Dienstag den 31. Oktober 2006, zwischen vierundzwanzig Uhr nachts und drei Uhr morgens ein. Der Mann, der als John Becker identifiziert wurde, zeigte Kampfspuren; er hatte drei abgebrochene Fingernägel und Schnittwunden an Armen und Händen und war vermutlich langsam gestorben. Die Frau, die als Malena Donoso identifiziert wurde, hatte sich nicht gewehrt; vermutlich hatte sie keine Zeit mehr dazu, da der erste und einzige Schlag kalt und treffsicher ausgeführt worden war.
-              „Es fehlt das Geld, das sie möglicherweise in den Brieftaschen hatten, genau wie Uhren und Schmuck, aber sonst nichts. Die Ausweise wurden bei den Leichen im Pool gefunden“, sagte meine Chefin, Kommissarin Marina Tabares. Da sie mich nicht hatte lokalisieren können, war sie angesichts der besonderen, ungewöhnlichen Umstände des Falls auf einer Insel wie Teneriffa, die zu Recht einen guten Ruf als ruhiger, sicherer und perfekter Urlaubsort hatte – und hat –, in den Süden der Insel gereist.
-              „Kennst du John Becker?“, fragte ein anderer Kollege der Polizei des Südens, der uns ebenfalls ins Leichenschauhaus begleitet hatte.
-              „Den englischen Unternehmer? Ja, ich kenne ihn vom Hörensagen und weiß nur, dass er viele Firmen auf der Insel und in London hat, genau wie eine sehr junge Frau, die in der Regenbogenpresse gut aussieht“, sagte ich, ohne ihn anzuschauen, und konzentrierte mich auf Donosos lebloses Gesicht, mit meinen Hände in den Taschen meiner Jeans.
-              „Also seine tote Begleiterin ist nicht seine Frau, auch wenn sie ganz offensichtlich noch toller aussah als seine Angetraute. Was für ein Paar Melonen!“, warf der Kollege ein, der ebenfalls seinen Blick nicht von der Toten nahm. „Sie war Brasilianerin“, meinte er weiter. „Malena Donoso, ein schöner Name, was?“, sagte er wie zu sich selbst. „Wie es scheint, hat sie bei ihm gelebt, wenn Becker auf Teneriffa war. Das besagen zumindest die Gerüchte, die im Hotel Jardín Tropical kursieren. Dort haben sie eine Suite bewohnt, die Becker dauerhaft auf seinen Namen gemietet hat. Seine offizielle Frau verbrachte ihr Leben lieber in London.“
-              „Es gibt also eine Witwe“, sagte ich, ohne auf seine unangemessene Anspielung auf das attraktive Aussehen des Opfers einzugehen, und dachte laut, während ich meine Arme vor der Brust verschränkte. Ich fühlte mich bei dem Gespräch vor den zwei Leichen unwohl.
-              „Genau“, bestätigte der Polizist. „Viel mehr haben wir nicht herausfinden können. Man hat uns mitgeteilt, dass Sie von der Dienststelle Santa Cruz den Fall übernehmen werden.“
-              „Ist dieser Becker so wichtig?“, fragte Marina Tabares und drehte mir ihre perfekten langen Haare zu, die grau, fast weiß waren und ihr bis auf die Schulter reichten.
-              „In London mehr als hier, glaube ich. Nick, der Mann meiner Schwester Clara, kennt ihn. Er hat mir einmal von seinen sehr diversen Interessen in England erzählt: eine Immobilienfirma, Geschäfte in der City und im Canary Wharf und verschiedene touristische Einrichtungen, soweit ich mich erinnern kann“, meinte ich abschließend und verlagerte mein Gewicht auf das andere Bein, ohne meinen Blick von Malenas Gesicht lösen zu können.
-              „Wer sagst du, ist dieser Nick?“, fragte Marina mit verlorenem Blick. Sie schien ganz in Gedanken vertieft.
-              „Mein Schwager, Nick Patten. Der Mann meiner Schwester Clara, die in London lebt.“
-              „Ah, okay“, erwiderte sie nachdenklich, nahm beide Hände hinter dem Rücken und schaute mich an. „Jetzt hast du mir noch einen Grund mehr gegeben, um dir den Fall zu übertragen. Er ist wie für dich gemacht. Eine Brasilianerin, genau wie deine Familie, und ein Engländer, den dein Schwager zufällig kennt. Tut mir leid, das ist dein Fall.“ Sie streckte beide Handflächen nach oben, so als wolle sie sich entschuldigen.
-              „Aber, Chefin, wir haben am Präsidentensitz jede Menge zu tun und ...“ Sie unterbrach mich und bat mich mit erhobenem Zeigefinger, still zu sein.
-              „Ich weiß, ich weiß. Ich spreche mit Adán.“ Meine Chefin hatte sich mit den Jahren mit dem Präsidenten angefreundet, sodass wir ihn untereinander duzten.
-              „Chefin, können Sie den Fall nicht bitte jemand anderem geben? Er kommt mir ungelegen … Ich muss bestimmt reisen, und ehrlich gesagt …“
-              „Tut mir leid, María, du wirst den Fall übernehmen, ob es dir passt oder nicht.“ Sie schaute mich übellaunig und mit aller Autorität an. „Jetzt konzentriere dein Köpfchen mal auf die Toten. Ich habe sonst niemanden, der Englisch und Portugiesisch spricht und deine Beziehungen und Erfahrung hat.“
Ich beschloss, es zu riskieren und noch etwas mehr nachzuhaken.
-              „Es gibt im Kommissariat doch sicher noch mehr Leute, die Lust auf einen solchen Fall haben.“
-              „Du bist meine beste Ermittlerin, das weißt du ganz genau. Ende der Diskussion.“

Ich versuchte, an nichts zu denken und für einen Moment zu vergessen, wie sehr ich schon wieder jonglieren müsste, um einmal mehr meinen Terminkalender und mein Leben mit Pedro mit einem solchen Fall vereinbaren zu können. Ich führte seit zwei Jahren eine blendende Beziehung mit Pedro Pataki, den ich in São Paulo kennengelernt hatte. Ich war mir zwar immer noch nicht sicher, ob ich endgültig zu ihm ziehen sollte oder nicht, ob ich heiraten sollte oder nicht, und hatte viel Lust, mit ihm zusammen zu sein. Da ich es in Liebesdingen unversehrt ins Erwachsenenleben geschafft und meine erste, unglückliche Ehe und die traurige Scheidung ohne allzu großen Schaden überstanden hatte, wollte ich nicht, dass diesmal etwas schiefging. Als ich Pedro in São Paulo kennenlernte, schien er mich perfekt zu ergänzen. Er war all das, was ich gerne wäre und nicht war. Pedro war vor allem ein Mann! Nicht dass ich etwas gegen Homosexuelle hätte, aber ich bin nicht nur Feministin, sondern auch heterosexuell, und Pedro war es zum Glück auch. Er war ein guter Mensch, sehr attraktiv, fantasievoll, einfallsreich, extrovertiert, aufgeschlossen, sensibel, erlesen, ein Familienmensch, analytisch, impulsiv, ein Workaholic, leidenschaftlich und mit einer unerschöpflichen, unglaublichen Kreativität, die es ihm ermöglichte, sein Werk in der halben Welt kreieren, auszustellen und zu verkaufen. Er sagte, ich sei sein perfekter Gegenpart, da ich Frau, schön, intelligent, gebildet, scharfsinnig und visionär in der Hinsicht war, dass ich Dinge kommen sah; hartnäckig und beharrlich, revolutionär, also manchmal eine Art Jeanne d’Arc. Ganz offensichtlich war er verliebt, denn ich fand mich har nicht so toll. Meine Chefin würde mich statt beharrlich eher als dickköpfig bezeichnen, um nur auf einen Aspekt einzugehen. Aber so war nun mal die Liebe, nämlich blind. Tatsächlich waren wir sehr glücklich zusammen, auch wenn ich mein Singleapartment behalten hatte, und er sein Haus in La Laguna und wir noch immer nicht ganz entschieden hatten zusammenzuziehen. Marina Tabares riss mich aus meinen Gedanken.

-              „Sobald dieses schreckliche Verbrechen rauskommt, ist hier der Teufel los. Für den Tourismus kann es eine reine Katastrophe sein“, sagte sie und pendelte mit dem Kopf leicht hin und her, während sie sich wie abgelenkt umschaute, als würde sie an etwas anderes denken.

-              „Sie haben sicher recht, Chefin, aber wir müssen mit dem Verbrechen umgehen wie an jedem anderen Ort, nicht wie an einem Urlaubsort. Zum Glück haben wir es nicht mit einem terroristischen Attentat zu tun, denn solche fanatischen Gewalttaten würden tatsächlich Alarm schlagen.“ Sie schaute mich reserviert und übellaunig an.

Wir wussten beide, dass dieses Verbrechen vor allem in der britischen Gemeinschaft für Bestürzung sorgen würde, auch wenn es kein Terrorakt war.

Teneriffa war – metaphorisch gesprochen – Londons Strand. Wenn die Engländer nach der warmen Sonne auf ihrem Körper gierten, hatten sie es einfach, denn jede Woche verbanden Hunderte Flüge die Insel mit England und bescherten Millionen Briten einen Traumurlaub. Das Sonnenlicht, der Glanz, der Salzduft des Meers und die reine, stärkende Luft erwarteten sie nur vier Flugstunden entfernt an einem sicheren Ort, der neben Afrika lag, aber europäisch war und neben einer westlichen Kultur und westlichen Gewohnheiten das beste Klima der Welt zu bieten hatte. In dieser Hinsicht konnten weder London noch eine andere britische Stadt mit ihrem während eines Großteils des Jahres düsteren, lästigen Klima mithalten. Teneriffa galt auch als ruhige Insel mit einer niedrigen Kriminalitätsrate, was sich im Laufe der Jahre des touristischen Fortschritts unweigerlich in den tatsächlichen Statistiken niedergeschlagen hatte, die der Urlaubsinsel in Südeuropa jahrzehntelang einen soliden und in Sachen Sicherheit hervorragenden Ruf beschert hatten. Deshalb würde dieses Verbrechen die Öffentlichkeit erschüttern und schocken und niemanden gleichgültig lassen.

Marina und ich betrachteten noch eine Weile die kalten Körper im erbarmungslosen Licht und in der kalten Atmosphäre der Leichenhalle. Ich schaute mir die beide Leichen an. Sein Körper war grauweiß bis bläulich; mit einem emporragenden, kaum verhohlenen Bauch; mit grauem, schütterem und frisch geschnittenem Haar und einem Ein- oder Zweitagebart. Ihr Körper war perfekt, dunkel bläulich-grün; mit schwarzem, gewelltem Haar. Sie sah selbst tot noch gut aus, trotz der Spuren, die die Obduktion hinterlassen. Ich hatte Mitleid mit ihr, viel mehr als mit ihm. Allerdings wusste ich nicht, warum. Vielleicht, weil sie noch so jung gewesen war, wenngleich ein 55-jähriger Mann auch noch recht jung zum Sterben war, und erst recht auf diese Art und Weise. Oder war es vielleicht, weil sie eine Frau war?

-              „Ich würde mir gerne zuerst den Tatort anschauen und dann die Habseligkeiten von Becker und Donoso überprüfen, um etwas mehr über sie zu erfahren“, seufzte ich laut dem Kollegen vom Südkommissariat zu und schaute zu Marina. „Ich brauche Untersuchungsberichte vom Tatort und von der Leichenschau.“
-              „Selbstverständlich, ich rufe unverzüglich den zuständigen Richter an, damit er alle nötigen Genehmigungen erteilt. Lasst uns jetzt aber gehen“, meinte Marina, der das Leichenschauhaus ebenso wenig gefiel wie mir.
-              „Wann ist der endgültige Obduktionsbericht fertig?“
-              „Morgen. Die Frau des Toten kommt von London geflogen und wird gleich nach ihrer Landung herkommen, um die Leiche offiziell zu identifizieren. Die Familie der Frau haben wir noch nicht ausfindig machen können“, sagte der Kollege.
-              „Wie hieß sie?“
-              „Wer?“
-              „Sie.“
-              „Habe ich dir doch schon gesagt. Malena Donoso, 25 Jahre.“
-              „Nein, Beckers Frau.“ Wir schienen aneinander vorbei zu reden.
-              „Alicia Scott Becker. Engländerin wie Becker, 44 Jahre. Sie hat ihren Mädchennamen behalten. Was sollen wir tun? Auf sie warten?“
-              „Alicia Scott“, sagte ich geistesabwesend und versuchte sie mir vorzustellen und mich besser an ihr Gesicht zu erinnern, das unzählige Male in der Regenbogenpresse veröffentlicht worden war. „Nein, ist ein sehr angespannter Moment, ich unterhalte mich lieber mit ihr im Hotel“, sagte ich. „Wenn es Ihnen recht ist, Frau Kommissarin.“
-              „Du entscheidest, María. Ich muss zurück nach Santa Cruz. Du weißt ja, was wir da für ein Durcheinander haben. Bleib du hier und übernimm die Leitung der Ermittlungen. Ruf Pérez Fuentes an, er soll sofort mit in den Fall einsteigen.“

Die Kommissarin verabschiedete sich mit einer ihrer eleganten, resoluten Gesten. Mit ihrem dunkelblauen, kurzärmeligen Kostüm und einem passenden Gürtel und mit ihrem eleganten High Heels stieg sie in den Wagen, der sie wieder zurück nach Santa Cruz und in ihr Büro bringen würde, während ich im Süden blieb. Ich stand vor der Leichenhalle in der unbarmherzigen Mittagssonne der Insel und hatte das Gefühl, am falschen Ort zu sein. Erst dann wurde mir erstmals bewusst, wie ich aussah. Da Feiertag war, trug ich eine einfache schwarze, enge Jeans mit einem schwarzen, mit Silbernieten übersäten Ledergürtel, ein weißes T-Shirt und bequeme schwarze Sandalen mit Absatz und breiten Riemen, die mir fast bis an die Knöchel reichten. Meine Handtasche war noch die von der Nacht zuvor, eine schwarze, große Lacktasche, die Zentner zu wiegen schien. Ich wirkte zu leger für eine Polizistin in einem doppelten Mordfall, würde aber nicht nach Santa Cruz zurückfahren, nur um mich umzuziehen. Also zuckte ich mit den Schultern und zog los. Ich fuhr mit dem Auto, das ich vor dem Kommissariat Adeje geparkt hatte, zum Hotel Jardín Tropical. Da sein Besitzer, Jesús de Polanco, mit Adán Martín befreundet war, war ich dort schon mehrmals im Sommer gewesen und kannte die PR-Chefin, die mir ihre Unterstützung anbot, als sie erfuhr, dass ich für den Fall zuständig war. Covadonga, so ihr Name, war die Tochter asturischer Emigranten in Holland, wo sie aufgewachsen war. Dank ihrer Erziehung beherrschte sie sieben Sprachen. Nach der üblichen herzlichen Begrüßung wechselte ich sofort das Thema und kam auf den Punkt.

-              „Covadonga, ich möchte erst einmal den Tatort sehen.“
-              „Klar, ich begleite dich. Der Bereich ist wieder für die Öffentlichkeit zugänglich“, meinte sie, während sie von der Hotellobby auf den zum Meer hin liegenden Poolbereich ging. „Komm mit. Wir haben versucht, dass so wenige Gäste wie möglich davon erfahren. Stell dir nur vor, wie schrecklich ein Mord im Hotel für uns sein kann. Bisher ist es uns gelungen. Zum Glück stellen die Briten nicht den größten Anteil unserer Gäste, sondern die Deutschen. Trotzdem wäre die Bestürzung groß und, wer weiß, vielleicht würden irgendwelche Medien ein übermäßiges Interesse zeigen, so sensationslustig, wie die englischen Boulevardzeitungen nun mal sind. Eine gute Werbung ist es ehrlich gesagt nicht, aber so etwas kann natürlich jedem und überall passieren, und das wissen die Leute. Nach dem World Trade Center kann einem an den ungewöhnlichsten Orten einfach alles passieren.“
-              „Was haben die Leute gesagt, als der Pool geschlossen war?“, fragte ich, während wir in Richtung Beachclub liefen.
-              „Nicht viel. Wir haben die Sache verharmlost und gesagt, es sei gestohlen worden und die Polizei nähme Fingerabdrücke. Die Leichen wurden ganz früh gefunden, und der für den Fall zuständige Richter gab sie zum Glück schon um halb neun morgens frei. Um die Zeit war noch kein Tourist ins Las Rocas runtergekommen. Von der Promenade aus konnte man zwar die gelben Absperrbänder sehen, aber John Becker und seine Señora waren nicht mehr da.“
-              „Ihr habt sie mit ‚Señora‘ angeredet?“, fragte ich wirklich neugierig.
-              „Becker wollte das so, aber wir wussten, dass sie nicht seine Frau war. Früher kam er mit seiner echten Frau. Seine Ehefrau hat uns übrigens angerufen, um ein Zimmer zu buchen, da sie solange hierbleiben will, bis sie ihren Mann mit nach London nehmen kann. Sie kommt heute Abend an.“
-              „Ich weiß. Auch ich brauche für mindestens einen Tag ein Zimmer als Einsatzort und für Befragungen. Das erledige ich lieber in einem diskreten Zimmer statt in einem öffentlichen Raum. Vielleicht übernachte ich heute auch hier“, meinte, während ich darüber nachdachte, dass die Tatsache, dass Malena nicht seine Frau war, nicht bedeutete, sie wäre keine ‚Señora‘.“
-              „Klar, das Hotel steht dir zur Verfügung“, antwortete Covadonga zuvorkommend.
-              „Und noch was. Ich brauche eine Liste mit allen Gästen, die gestern im Hotel übernachtet haben.“
Covadonga rief irgendjemanden an und forderte ihn auf, die Gästeliste auszudrucken. Ich nahm mein Handy und rief Nicolás Pérez Fuentes, meinen alten Kollegen bei der Polizei, an und bat ihn, so schnell wie möglich in den Fall einzusteigen. Währenddessen liefen wir an den Pools des Hotels vorbei, wo die Touristen einen strahlenden Sonnentag und sommerliche Temperaturen genossen, obwohl es Anfang November war. Das funkelnde Poolwasser, in dem einige planschende Kinder Wellen warfen, strahlte hell und blendete mich. Dann traten wir in eine kleine Unterführung mit Terrakottaboden, die unter den Hotelterrassen verlief und deren Schatten und Frische ein wahrer Segen waren, und gelangten an die öffentliche Promenade.
-              „Las Rocas unterliegt einer öffentlichen Konzession“, erklärte mir Covadonga. „Es befindet sich auf dem Grund und Boden der Generaldirektion Küste. Deshalb müssen wir vom Hotel aus raus auf die Promenade und von da aus in unseren Beachclub. Außerdem können wir ihn nicht für die Öffentlichkeit schließen, aber wer ihn besuchen will, muss natürlich für den Service zahlen, der sehr teuer ist. Deshalb ziehen die meisten einfach weiter, und es kommen vor allem die Gäste aus dem Hotel und einige andere Touristen her, die bereit sind, unsere Preise zahlen. Überfüllt ist er aber nie.“
-              „Welche Öffnungszeiten hat er?“, fragte ich, als ich die kleine schlichte Holztür sah, durch die wir eintraten, um anschließend über eine Treppe zum kleinen schwarzen Felsvorsprung hinabgingen, auf dem sich der Pool des Beachclubs befand.
-              „Wir bedienen von neun Uhr morgens bis elf Uhr abends bedienen wir. Da hinten befinden sich eine Bar und ein Restaurant“, entgegnete sie und zeigte auf eine Ecke mit Holzparkett über dem Meer. Ich kannte sie ich bereits von einem Mittagessen mit Polanco und Martín im August.
-              „Und was ist nach dreiundzwanzig Uhr?“
-              „Der Pool und die Bar hinten sind bis neunzehn Uhr abends geöffnet, und das Restaurant bis dreiundzwanzig Uhr. Dann wird die Anlage geschlossen, aber du hast ja selbst gesehen, dass hier nur eine dünne Holztür ist, die nicht sicher ist. Deshalb haben wir sie auch schon oft morgens offen vorgefunden. Wie gesagt, es ist ein öffentliches Gelände. Also sorgen wir für eine gewisse nächtliche Überwachung mit einer Kamera für das Restaurant, wo sich die Wertsachen befinden. Der Wachmann des Hotels dreht nachts seine Runden.“
-              „Eine Kamera?“, fragte ich, während ich mich umdrehte und sie mit einem Blick nach oben suchte.
-              „Ja, aber nur eine, und sie ist nach links gerichtet.“ Ich blickte in die Richtung, in die Covadonga zeigte, und sah einen verglasten Raum voll mit Tischen. „Wir haben uns das Video bereits angeschaut, und ein Kollege von dir aus Adeje hat es mitgenommen, aber es war nichts zu sehen.“
-              „Habt ihr es euch angesehen, bevor die Polizei kam?“
-              „Nein, erst im Beisein deines Kollegen.“
-              „Und mein Kollege ließ euch dabei sein?“, fragte ich und dachte daran, dass, soviel ich wusste, auch noch keine richterliche Anordnung vorlag.
-              „Ja, der Sicherheitschef des Hotels und ich waren dabei. Warum?“
-              „Ach nichts“, meinte ich und dachte, dass sie so nicht hätten verfahren dürfen und dass so manch einer einen unverbesserlichen Mangel an Professionalität zeigte.
-              „Tut mir leid.“
-              „Ist ja nicht deine Schuld“, sagte ich und befand mich bereits im Bereich der Liegestühle und balinesischen Betten am tiefblauen Meer, das sich an diesem Morgen nur leicht an den schwarzen Vulkanfelsen brach.
Es war ein absoluter Traumtag, und das Meer lag fast wie ein Spiegel da. In der Ferne war die erhabene Silhouette der Insel Gomera zu erkennen. Den Ozean durchkreuzten einige Katamarane in Richtung der Wal- und Delfin-Sichtungsstellen und kleine Freizeitboote mit fröhlichen, sorglosen Passagieren. Es roch nach Meersalz und Kokosnuss-Selbstbräuner, und es lagen noch andere leckere Meeresdüfte in der Luft. Es waren magische Gerüche, die mich schon von klein auf begeisterten und Erinnerungen an den Sommer heraufbeschworen. Von dem Mord war nichts mehr zu sehen. Die Touristen badeten ruhig, wo nur wenige Stunden zuvor alles voll mit Blut gewesen war. Angesichts des heiteren Spiels der Kinder im Wasser und der leuchtende Sonne schien ein Tatort hier unvorstellbar. Mich ärgert der Gedanke, dass sich der Richter näher mit der Ermittlung hätte befassen und den Tatort noch etwas länger unversehrt hätte lassen müssen, doch jetzt war nichts mehr zu machen. Ich befragte den Poolpfleger, der die Leichen gefunden hatte. Der Anblick ließ ihn noch immer schaudern. Er war groß und korpulent, und seine Haut war von der täglichen Sonne bei seiner Arbeit stark gebräunt. Seine tadellos weiße Uniform bestand aus einem kurzärmligen T-Shirt und einer Bermudahose. An den Füßen trug er ebenfalls weiße Sneakers und Socken in der gleichen Farbe. Sein Gesicht zeigte eine gewisse Beklemmung und Nervosität. Seine Stirn war gerunzelt, und sein Blick offenbarte tiefes Unbehagen. Er saß an einem kleinen Tisch im Schatten. Ich setzte mich gegenüber und hatte zwei grundlegende Fragen, die ganz oben auf meiner Liste standen. Die erste war ebenso offensichtlich wie dringend, um mir eine Vorstellung zu machen.
-              „Was ist passiert?“
-              „Ich traf wie immer morgens um halb sieben ein. Die Sonne war noch nicht aufgegangen, und der Himmel war in der Phase des Morgengrauens, in der sich das Schwarz in Hellgrau verwandelt. Ich ging rein und leise die Stufen runter. Wie jeden Tag stellte ich als erst Wasseranschluss an. Der Pool enthält Salzwasser und wird täglich gefüllt und geleert. Ich schaute nicht rein, weil ich ihn am Vorabend gründlich gereinigt hatte. Als ich auf das hineinströmende Wasser sah, spiegelte es sich rosafarben an den glänzenden, weißen Poolwänden. Dann bemerkte ich die beiden Körper. Damit hätte ich nie gerechnet. Zunächst verstand ich gar nichts, aber dann wusste ich, dass sie tot waren.“
-              „Woher wussten Sie das?“
-              „Keine Ahnung. Ich wusste es einfach, als sich sie reglos auf dem Bauch liegen sah.“
-              „Was haben Sie getan?“, war meine zweite Frage.
-              „Ich war geschockt. Ich rief die Rezeption an und sprach mit unserem Sicherheitschef. Während er sich auf dem Weg hierher machte, stellte ich den Motor der Wasserzufuhr ab.“
-              „Was noch?“
-              „Als er sah, was los war, rief er schnell den Hoteldirektor, die Polizei und den Notruf 112 an. So lautet das Protokoll, das für sämtliche Vorfälle gilt, wissen Sie?“ Er sprach mit dem breiten kanarischen Akzent aus dem Süden der Insel, und es fiel mir schwer, ihn zu verstehen.
-              „War sonst noch jemand in diesem Bereich, als sie eintrafen?“
-              „Niemand, Frau Polizistin. Normalerweise schaffe ich es alleine, den Pools zu füllen“, sagte er ein wenig ruhiger.
-              „Gibt es keine weiteren Mitarbeiter? Andere Poolpfleger oder Gärtner?“ Ich hielt inne, da ich die Fachbegriffe für diese Arbeitsplätze nicht kannte. „Ist hier um diese Zeit sonst kein Personal?“
-              „Nein, Frau Polizistin. Als ich merkte, dass vor mir zwei Leichen lagen, schaute ich in alle Richtungen, das kann Ihnen versichern. Ich ... Ich zitterte vor Angst und war sehr wachsam. Wenn jemand da gewesen wäre, hätte ich ihn gesehen. Es hätte sich schon jemand zwischen den Steinmauern verstecken können, aber ...“ Er machte eine Pause und suchte nach den richtigen Worten. „Ich glaube, da war niemand.“
-              „Na gut.“ Der aufdringliche Lärm eines Presslufthammers auf einer nahe gelegenen Baustelle schlug mir auf die Laune. „Sie müssen aufs Kommissariat kommen, um eine offizielle Aussage zu unterschreiben. Notieren Sie mir Ihre Daten.“ Ich gab ihm ein kleines Notizbuch, das ich immer bei mir trage, und einen Kugelschreiber, den der Mann ungeschickt benutzte und mir dann zurückgab. „Sie können vorerst gehen.“
Ich wandte mich wieder an Covadonga, an die ich viele Bitten hatten.
-              „Covadonga, ich brauche so schnell wie möglich die Liste mit den Hotelgästen, einschließlich der Personalausweise oder Passnummern. Sobald mein Kollege kommt, müssen wir sie befragen. Es tut mir leid, wenn das Umstände bereitet. Die Gäste sind nicht unbedingt die Hauptverdächtigen, aber sie können zu schnell verschwinden, und deshalb möchte ich mit ihnen anfangen. Ich möchte mich auch mit dem Sicherheitschef unterhalten. Und die Liste aller Mitarbeiter, die gestern Nacht Dienst hatten.“
-              „In Ordnung. Heute Morgen sind etwa 15 Gäste zum Flughafen gefahren. Wir hatten einen ungewöhnlich frühen Check-out, schon um sechs Uhr morgens. Den Sicherheitschef hole ich jetzt gleich. Ich brauche ein paar Minuten“, sagte sie und wollte sich umdrehen, um zu gehen.
-              „Warte“, hielt ich sie zurück. „Ich brauche auch eine Liste der 15 Passagiere mit allen Daten, die du hast: Adressen, Passnummern, ihre Fluggesellschaft; was du finden kannst. Wir können niemanden ausschließen. Wenn du einverstanden bist, führen wir einen Teil der Befragungen in dem Zimmer durch, um das ich vorhin gebeten habe. Diskret soll es sein. Ich werde versuchen, euch möglichst wenig Probleme zu bereiten. Vergiss nicht die Liste mit dem Hotelpersonal, das gestern Abend Dienst hatte, und allen, die für gewöhnlich mit dem Paar zu tun hatten. Ich habe sicher etwas vergessen, werde aber mit weiteren Bitten auf dich zukommen, sobald es nötig ist.“
-              „Darauf kannst du zählen. Wir tun alles Erdenkliche, um zu helfen.“
-              „Es ist eine Unannehmlichkeit für das Hotel. Wie gesagt, wir müssen alle Mitarbeiter, dich eingeschlossen, befragen.“
-              „Mich?“
-              „Das ist so üblich. Wir müssen uns ein Bild von der Lage machen. Ich rechne bald mit Verstärkung.“
-              „Sind wir vom Hotel besonders verdächtig?“
-              „Nein, natürlich nicht, aber irgendwo müssen wir ja anfangen. Wir befassen uns auch mit den Anwohnern des Hotels, Geschäften, Häusern. Bei einer Ermittlung ist es außerdem üblich, immer wieder auf die persönlichen Beziehungen der Mordopfer, ihr Arbeitsumfeld, einfach alles einzugehen.“
-              „Gut.“
Ich ging wieder zurück an den Pools vorbei, wo die Touristen weiter glücklich die strahlende Sonne genossen, ohne von unseren Problemen zu wissen. Covadonga gab mir ein Zimmer mit Meerblick und begleitete mich dorthin. Es lag in der vierten Etage, war groß, mit einem vom Schlafzimmer abgetrennten Wohnzimmer, eingerichtet mit zwei großen Dreisitzer-Sofas und in einer Ecke mit einem Esstisch mit vier Stühlen. Alles war hell, in Weiß und Beige gehalten, und minimalistisch eingerichtet. Es würde seinen Zweck erfüllen.
Ich bat darum, zunächst einmal mit Beckers Witwe zu sprechen, und verlangte, dass niemand, aus welchem Grund auch immer, das Zimmer der Opfer betreten sollte, solange ich es nicht erlaubte. Ich vermutete, dass, sobald die Nachricht vom Mord an John Becker umging, schnell Gerüchte und Spekulationen aufkommen und auf der Insel verbreitet werden würden. Doch bis jetzt kannte außer dem Mörder und uns niemand die Einzelheiten der Geschehnisse. Ich würde versuchen, den Ruf des Hotels zu wahren und den Tourismus vor Auswirkungen den Geschehnissen zu schützen. Am wichtigsten war zwar, den oder die Täter ausfindig zu machen, aber es war auch wichtig, dem Image der Insel nicht zu schaden. Daher würde ich im Rahmen meiner Möglichkeiten versuchen, beide Absichten miteinander zu verbinden. Teneriffa war kein Ort, an dem man es üblicherweise mit Mord tun hatte, und schon gar nicht mit einem so sensationsträchtigen Mordfall wie diesem. Eigentlich war es nicht mein Problem, und wenn der Tourismus den Bach runterging, wäre es nicht die Schuld der Polizei, doch in den fast drei Jahren, die ich für Martíns Regierung tätig war, hatte ich gelernt, die Realität genau wie er durch eine Art Prisma aus verschiedenen Blickwinkeln zu betrachten. Deshalb verstand ich, dass, wenn es in meiner Macht lag, ich mich nicht einfach nur auf meine Position als Inspektorin der Nationalpolizei beschränken durfte, sondern etwas mehr tun musste. Ich blieb allein im Zimmer und wartete auf Frau Becker. Es war schon komisch, auf diese wunderschöne, eindrucksvolle Landschaft zu blicken und die Küste mit der leuchtenden Insel Gomera im Hintergrund zu bewundern, die von den Schatten der Wolken und der blendenden Sonne umrahmt war, und mich gleichzeitig mit ebenso bedauerlichen wie sinnlosen gewaltsamen Todesfällen zu befassen. So dachte ich, als mein Mobiltelefon klingelte:
-              „Ja?“
-              „María, ich bin’s, Covadonga. Man hat uns gerade bestätigt, dass Frau Becker gleich landet. Ein Wagen des Hotels holt sie ab.“
-              „Das ging aber schnell!“, meinte ich und dachte, wie merkwürdig leicht es ihr gefallen war, so überstürzt einen Flug zu organisieren.
-              „Sie muss sich ziemlich beeilt haben“, überlegte Covadonga. „Schließlich kommt sie in ihrem Privatflugzeug. Sie weiß, dass du sie erwartest. Sie hat Zimmer 430, ganz in der Nähe von deinem. Ich gebe dir Bescheid, sobald sie im Hotel eintrifft.“
-              „In Ordnung, danke.“
Eineinhalb Stunden später stand ich Alicia Scott gegenüber. Sie war mittelgroß, schlank und hatte langes, blondes Haar, das ihr bis auf die Schultern reichte. Sie lehnte an der Glastür ihres Zimmers zum Balkon, mit dem Meer im Hintergrund. Dort stand sie mit einer Zigarette in der Hand, elegant, und schaute mit traurigem, verlorenem Blick zum Horizont des Meeres. Sie trug ein elegantes, gerade geschnittenes und schlichtes Kleid in einem dunklen Blau und edle High Heels mit zehn Zentimeter Absatz in einem ähnlichen Blauton. Sie trug weder Schmuck noch Make-up. Das geräumige Zimmer sah genau wie das aus, das man mir gegeben hatte. Sie drehte sich nur langsam um, also sie uns kommen hörte. Nach einer kurzen höflichen Vorstellung auf Englisch ließ uns Covadonga allein.
-              „Möchten Sie eine Tasse Tee, Inspektorin Anchieta?“, fragte mich Alicia Scott Becker, während wir uns jeweils in einen bequemen Sessel vor dem lichtdurchfluteten Fenster setzten und sie sich eine Zigarette anzündete.
-              „Nein, danke“, antwortete ich und versuchte, mich schnell an den Sprachwechsel zu gewöhnen. „Ich möchte Ihnen mein Beileid aussprechen. Bitte entschuldigen Sie, aber ich muss Ihnen einige Fragen stellen.“ Ihr Augen zeigten eine kaum wahrnehmbare Geste der Dankbarkeit.
-              „Rauchen Sie?“, fragte sie und hielt mir ihr silbernes Zigarettenetui hin.
-              „Nein, danke.“
-              „Klar, deswegen sind wir ja hier“. Ihr Englisch offenbarte einen feinen Londoner Akzent, der klar und leicht zu verstehen war.
-              „Sagen Sie, Mrs Becker …“
-              „Bitte nennen Sie mich Alicia.“ Ihr Profil ähnelte dem einer griechischen Statue und war perfekt. Das Tageslicht färbte sich golden an und wurde intensiver, und aus der Ferne waren Kinder zu hören, die sich im Hotelpool vergnügten.
-              „Sagen Sie, Alicia, wo waren Sie, als es geschah?“, fragte ich sie so vorsichtig, wie es mir möglich war, und suchte in meinen englischen Wortschatz vergeblich nach dem Wort für ‚Vorfall‘. Ich kenne es gar nicht, dachte ich.
-              „Ich weiß noch nicht einmal, wann er gestorben ist.“ Sie sah mit großen blauen Augen zu mir auf und blickte mir tief in die Augen. „Man hat mir nur gesagt, dass es gestern Nacht geschah, vermutlich am frühen Morgen.“ Am Ende des Satzes senkte sie wieder den Blick, betrachtete die Zigarette in ihrer Hand und nahm einen schnellen, nervösen Zug.
-              „Die genaue Uhrzeit wissen wir nicht, aber meine Kollegen meinen, dass es gestern Nacht nach dreiundzwanzig Uhr geschah. Wir warten noch auf die endgültige Obduktion.“
-              „In diesem Fall war ich zu Hause, in London, und habe geschlafen. Ich habe das Licht um halb elf ausgemacht, nachdem ich eine Weile gelesen hatte. Wir richten uns nach den Schulzeiten meiner Tochter und stehen früh auf: Um sechs Uhr sind wir auf den Beinen.“
-              „Wer hat sie benachrichtigt?“
-              „Der Hoteldirektor.“
-              „Um wie viel Uhr?“
-              „Es muss gegen zehn Uhr morgens gewesen sein.“.
-              „Sie haben sehr schnell herkommen können. Es ist gerade mal neunzehn Uhr, und sie sind schon in Teneriffa.“
-              „Zufälligerweise wollte ich nach Paris fliegen. Das Flugzeug war bereit, und ich auch. Wir mussten nur den Flug ändern.“
-              „Darf ich Sie fragen, weshalb sie in Paris wollten?“
-              „Es wurde eine Oper aufgeführt, die mich sehr interessiert, „Tristan und Isolde“ in einer neuen Version. Aber was spielt das jetzt für eine Rolle?“ Sie schaute mich verblüfft an, während ich mir im Geiste die Information notierte, um sie später zu überprüfen.
-              „Haben Sie mit Ihrem Mann gesprochen? Ich meine, wann haben Sie zuletzt miteinander gesprochen?“, hakte ich näher nach.
-              „Gestern Abend, wie immer. Er hat mich jeden Tag zwischen 19 und 20 Uhr angerufen, um nach der Kleinen zu fragen und über alles auf dem Laufenden zu bleiben. Das war gestern genauso.“
-              „Worüber haben Sie genau gesprochen?“ Ich mochte ihren Akzent, dachte ich, während sie wieder ihre großen Augen öffnete.
-              „Über das Gleiche wie immer. Er erzählte mir, dass es hier sonnig sei, dass er eine Versammlung in der Sache mit dem Hafen gehabt hatte und dass …“
-              „Entschuldigen Sie“, unterbrach ich sie. „Eine Versammlung in der Sache mit dem Hafen? Was meinen Sie?“
-              „Eines der Geschäfte meines Mannes waren die Handels- und Sporthäfen. Also unter anderem, denn er hatte auch noch andere Geschäfte. Derzeit war er allerdings mit Projekten rund um Handels- und Sporthäfen in der halben Welt beschäftigt.“
-              „Welche anderen Geschäfte?“, fragte ich nachdenklich.
-              „Hostels“, sagte sie und fügte angesichts meines fragenden Blicks erklärend hinzu: „Ja, diese früher etwas schäbigen Unterkünfte für mittellose Studenten sind jetzt fast schon Boutique-Hotels, auch wenn sie immer noch aus Mehrbettzimmern bestehen. Wenn Sie wollen, kann ich Ihnen ein paar Beispiele zeigen. Das waren die jüngsten Geschäftsbereiche, mit denen er sich beschäftigt hat.“
-              „Nein, entschuldigen Sie, dass ich von der ‚Unterhaltung‘ abgekommen bin.“ Als ich das Wort aussprach, war mir bewusst, dass es das leider nicht war. Es war keine ruhige Unterhaltung zwischen zwei Bekannten. „Fahren Sie mit der Sache mit dem Hafen fort.“
-              „In Ordnung. Er hatte aber noch andere Geschäfte, wie Einkaufszentren und Luxushotels. Falls es Sie interessiert …“
-              „Bitte erzählen Sie mir von den Geschäften, die mit Teneriffa zusammenhängen. Das reicht aus.“
-              „Er war in in letzter Zeit so oft auf der Insel, weil er sein Vorhaben umzusetzen versuchte, einen neuen Hafen in La Caleta, gleich nebenan in Adeje, zu errichten. Offenbar war es aber sehr kompliziert.“
-              „Wieso kompliziert?“
-              „Ich weiß nicht genau. Ich weiß nur, dass er mir sagte, die Häfen seien immer kompliziert, und zwar überall. Ehrlich gesagt habe ich mich aber nicht mehr genau mit seinen Geschäften hier befasst. Ich weiß, dass er immer Versammlungen mit dem Bürgermeister von Adeje und mit anderen Gesellschaften abhielt, und mit den Leitern der Häfen oder so, nach dem, was er mir erzählte. Er beklagte sie, dass sie ihn nicht verstanden. Er wollte ein neues Hafenkonzept umsetzen.“
-              „Ein neues Konzept? Was soll das heißen?“
-              „Ich weiß es nicht. Ehrlich gesagt habe ich nicht so genau zugehört. Aber er ist immer interessiert an ... Entschuldigung ...“ Sie schaute mich einen Moment still an und schluckte, bevor sie sich korrigierte. „Er war immer sehr interessiert daran, eine hochwertige Architektur für seine Projekte zu erzielen und geeignete Gegenden zum Bauen zu haben.“
-              „Was meinen Sie mit ‚geeignete Gegenden‘?“
-              „Ich glaube, dass er mit seinen Häfen keine idyllischen Landschaften zerstören wollte, sondern darauf aus war, sie in die Umgebung zu integrieren. Er versicherte mir mal etwas, das ich nicht richtig verstanden habe, denn er sagte, es gäbe hier „viele Magier“. Ich glaube, das ist ein kanarischer Ausdruck, der bedeutet, dass jemand besonders ungebildet ist.“ Ich musste verstohlen schmunzeln, als ich diese beliebte Wendung hörte. „Dafür mochte er die Insel Teneriffa, auf der er in den letzten Jahren die Hälfte seiner Zeit verbracht hat, und ihr Licht und das Meer einfach zu sehr, als dass es sie auch nur im geringsten beeinträchtigt hätte. Es machte ihn immer sehr wütend, wenn ein öffentliches oder privates Bauvorhaben unachtsam ausgeführt wurde.“
-              „Eine interessante und seltsame Ansicht für einen Unternehmer, finden Sie nicht?“
-              „John war nicht der übliche Unternehmer. Er war ziemlich gebildet und hatte viele intellektuelle Interessen. Er las ständig, liebte Musik und interessierte sich für zeitgenössische Kunst. Ja, vielleicht machte ihn das zu einem seltsamen Unternehmer, wie Sie sagen, aber er war überzeugt, dass man viel Geld machen und gleichzeitig etwas Schönes schaffen konnte, sehen Sie. Und in der Tat hat er es auch geschafft. Er ist ...“ Sie blickte erneut auf ihre Hände runter. „Er war ein sehr reicher Mann.“
-              „Haben Sie ihn manchmal zu diesen Versammlungen begleitet?“
-              „Wissen Sie, John und ich haben seit einiger Zeit jeder unser Leben gelebt. Wir waren natürlich noch verheiratet, und ich habe ihn geliebt, aber in Sachen Sex ... Ich weiß nicht, wie ich es sagen soll, aber er brauchte viel mehr als ich und ... Ich wusste, dass er eine Geliebte hatte. Also bin ich nicht mehr hergekommen. Darüber hinaus haben mich die Geschäfte nie allzu sehr interessiert, und ich habe schon vor einiger Zeit entschieden, mich aus diesem Teil seines Leben zurückzuziehen. Ich habe ihm geholfen, wenn er mich darum bat, aber das war nur hin und wieder der Fall.“
-              „Wie lange ist das her? Ich meine Ihren letzten Besuch auf der Insel.“
-              „Das letzte Mal, dass wir zusammen auf Teneriffa waren, war im November letzten Jahres auf der Einweihung des Kongresspalastes. Magma heißt das Gebäude, glaube ich. Wissen Sie, welches ich meine?“ Sie ließ die Frage im Raum stehen, bis sie meine bejahende Geste sah. „Ich kam aber ausschließlich“, fuhr sie langsam und ohne Pause fort, „weil es ein wichtiger Festakt war und er mich darum gebeten hatte. Eigentlich führte ich damals schon seit geraumer Zeit mein eigenes Leben. Anlässlich dieses Festakts war ich zum letzten Mal zusammen mit John auf Teneriffa.“
-              „Erinnern Sie sich an etwas Besonderes bei jenem Treffen?“
-              „Natürlich an das Gebäude. Herrlich. Und dass das spanische Königspaar da war. Aber nichts mehr sonst, niente, tut mir leid. Ehrlich gesagt war es ein gesellschaftliches Ereignis, und sehr protokollarisch. Ich kann mich an kein besonderes Gespräch erinnern, wohl aber daran, dass John mir hinterher sagte, es gäbe Schwierigkeiten mit dem Stadtrat oder mit dem Stadtarchitekten und den Hafentechnikern, oder den Ingenieuren ... Ich erinnere mich nicht mehr so genau. Sie wollten ihm etwas auferlegen; ich weiß nicht, was. Ich glaube, es hatte mit dem Hafenentwurf zu tun. Er war nicht damit einverstanden. Leider kann ich es nicht genauer sagen. Worüber wir noch gesprochen haben? Lassen Sie mich überlegen“. Sie fasst sich ans Kinn und stützte sich mit dem Ellbogen auf die Armlehne des Sessels. Ich wurde der Königin vorgestellt, die perfekt Englisch sprach, und unterhielt mich mit ihr über die bewundernswerten baulichen Details des Magma. Sie kannte John von anderen Gelegenheiten, und da sie viel Zeit in London verbringt, wie alle Welt weiß, hatten wir gemeinsame Freunde, über die wir eine Weile plauderten.“
-              „Können Sie mir sagen, ob Ihr Mann irgendeine Arbeitsroutine hatte?“
-              „Eine Arbeitsroutine“, wiederholte sie nachdenklich. Sie stand auf und legte sich erneut an den Rahmen des Fensters, das nach außen zeigte. Sie zitterte fast unmerklich, fasste sich an die Stirn und fuhr fort: „Wie eigenartig das alles ist. Sie fragen mich nach seinen Routinen, und ich versuche immer noch, mich an den Gedanken zu gewöhnen, dass …“
-              „Nehmen Sie sich so viel Zeit, wie Sie brauchen, aber es ist wichtig, dass Sie versuchen, sich an alles Mögliche zu erinnern.“
Alicia Scott drehte sich zu mir um, ging nachdenklich zum Esstisch und nahm gedankenverloren einige bunte Murmeln, die als Dekoration in einer Schale lagen. Sie hielt sie in der linken Hand und ließ sie aneinander schlagen, sodass sie leicht klimperten. Dann legte sie sie zurück an ihren Platz, und es wurde wieder still. Alicia Scott schaute mich an.
-              „Sie sagten, Sie heißen Anchieta, Inspektorin?“
-              „Ja, María Anchieta. Sie können mich María nennen.“
-              „María, jetzt, wo Sie mich fragen ... Er hatte schon einige etwas merkwürdige Routinen.“
-              „Wie zum Beispiel?“
-              „Er benutzte immer Laptops, hatte aber zwei. Auf einem verwendete er eine E-Mail-Adresse auf meinen Namen, an die er alle E-Mails als Blindkopie verschickte. Er meinte, das sei eine andere Art, sie abzuspeichern und als Belege aufzubewahren, falls mal jemand an ihrer Existenz zweifeln sollte. Dieser Laptop befindet sich in London, in unserem Schlafzimmer; der andere wird vermutlich hier bei seinen Sachen sein.“
-              „Interessant. Er benutzte also Ihre E-Mail-Adresse als eine Art Sicherheitskopie.“
-              „So kann man es wohl sagen. Er war wie besessen von der Sicherheit der E-Mails und davon, nichts Wichtiges zu verlieren.“
-              „Können Sie sicherstellen, dass niemand seinen Laptop in London anfasst, bis wir ihn untersuchen können?“
-              „Klar, machen Sie sich keine Sorgen. Er steht stets verschlossen in meinem Ankleideraum. In Wirklichkeit weiß niemand, dass dieser Computer etwas mit John zu tun hat; es ist meiner. Es weiß auch niemand, wo ich ihn aufhebe, denn diesen Bereich meines Ankleideraums betrete nur ich.“
-              „Haben Sie mal jemandem von der Angewohnheit Ihres Mannes erzählt, eine Kopie seiner E-Mails an Sie zu verschicken?“
-              „Ich glaube, nein, nie. Warum fragen Sie?“
-              „Momentan scheint es eine wichtige Information zu sein, von der sonst besser niemand erfahren sollte, ja? Erinnern Sie sich noch an eine andere Routine?“ Ich kam nicht umhin, mir die Größe von Mrs Scotts Ankleideraum vorzustellen.
-              „In London gingen wir immer morgens und abends spazieren; das war seine einzige körperliche Betätigung. John sagte, es entspanne ihn und helfe ihm, zu sich selbst zu finden und klar zu denken.“
-              „Glauben Sie, dass er hier auch spazieren zu gehen pflegte und ihn sein Mörder bei seinem üblichen Spaziergang antraf?“
-              „Kann sein. Er ging meist allein spazieren, aber gestern Abend war vermutlich sie dabei.“ Sie schaut zu Boden und drückte dann die Zigarette in einem gläsernen Aschenbecher voller Strandsand aus.
-              „Kannten Sie die ... die Geliebte ihres Mannes?“
-              „Ja, Malena. Ich habe sie vor etwa vier oder fünf Jahren in London vorgestellt. Sie war die gute Freundin einer Freundin, einer Geschäftspartnerin meines Manns.“ Sie schaute auf ihre Hände und saß auf dem Rand des Sessels. „Sie war eine Freundin von Salma, Salma Kubichet, der CEO in einer von Johns Firmen und eine seiner Geschäftspartnerinnen. Sie kannte sich aus Brasilien.“ Sie schwieg nachdenklich.
-              „Es muss sie geärgert haben, als …“
-              „Als sie eine Affäre begonnen haben?“, fragte sie mich geradeheraus. „Es war nicht das erste Mal. Ich hatte mich bereits an seine Flirts gewöhnt.“
-              „Und es macht Ihnen nichts aus?“
-              „Damals nicht mehr so sehr.“ Sie stand auf, ging ein paar Schritte und lehnte sich dann wieder eine Glastür. „Anfangs ist es mir schwergefallen, es zu akzeptieren, aber dann … Ich habe wohl gemerkt, dass ich ihn nicht ändern konnte. Wenigstens war Malena nett und verstand sich gut mit meiner Tochter. Letztlich war mir das am wichtigsten: Helen sollte es gut gehen, wenn sie ihre Ferien bei ihrem Vater verbrachte.“
-              „Sie scheinen nicht besonders überrascht vom Tod Ihres …“
Sie riss ihre ungewöhnlich blauen und strahlenden Augen weit auf und ließ mich den Satz nicht zu Ende bringen.
-              „Natürlich bin ich traurig, betrübt, überrascht, aber auch durcheinander und zugleich verblüfft.“ Sie schaute wieder zu Boden und lehnte weiter am Türrahmen. „Ich habe ihn nicht gehasst, ich habe ihn geliebt, auch wenn es schwer zu verstehen sein mag. Man kann jemanden so lieben, das versichere ich Ihnen. Glauben Sie mir?“
-              „Sie scheinen ein sehr offenes moralisches Verständnis vom Leben anderer zu haben, Mrs Scott. Aber ja, ich glaube Ihnen. Ich verstehe, dass man jemanden trotz allem lieben kann.“
-              „Missfällt Ihnen das, Mrs Anchieta?
-              „Natürlich nicht. Es war nur eine Bemerkung. Sie müssen verstehen, ich muss mir eine möglichst wirklichkeitsnahe Vorstellung machen von … von allem, ... was mit ihrem Mann zu tun hat.“
-              „Klar, Sie suchen ein Motiv, einen Grund. Sie können sicher sein, dass keine Eifersucht im Spiel war, jedenfalls nicht bei mir.“
-              „Wissen Sie, ob er noch andere Geliebte hatte?“
-              „Nein, jetzt nicht. Früher hatte er welche, aber … Ich weiß nicht.“
-              „Fällt Ihnen noch etwas zu den Arbeitsgewohnheiten Ihres Manns ein?“
-              „Zu seinen Routinen? Er archivierte alles. Alle Papiere, von denen er annahm, er könnte sie noch mal brauchen. Seit Jahren hat er Unmengen an Ordnern – in London und auch hier, die er aber mit nach London genommen hat.
-              „Kannte noch jemand diese Gewohnheiten?“
-              „Das weiß ich nicht. Das Archiv, von dem ich spreche, ist in unserem Schlafzimmer. Wir haben zwei Schränke: einen für die Kleidung und einen genauso großen für seine Papiere, also eigentlich eher ein kleines Zimmer, ich weiß nicht, warum. Und der Laptop befindet sich in meinem Ankleideraum. Das heißt, seine Sekretärinnen archivierten Tausende von Dingen in seinem Büro in der Firma, aber ich spreche von Papieren, von denen er meinte, er müsse sie in seiner Nähe haben. Ich bezweifle, dass sonst jemand aus seinem Büro wusste, dass er all dieses Material zu Hause hat – oder hatte. Er hat es persönlich archiviert und geordnet.“
-              „Denken Sie, jemand hatte einen Grund, ihn zu töten?“
-              „Ich weiß es nicht. Ich vermute, dass Geld immer ein guter Grund ist. Und er hatte viel Geld.“
-              „Das gehört jetzt Ihnen, vermute ich.“
-              „Sein Privatvermögen, ja, aber nicht die Firmen. Ich weiß nicht genau, was aus all dem wird. Ich habe noch keine Zeit gehabt, daran zu denken, was ...“ Sie verstummte erneut und blickte wieder zum Fenster. Sie hatte zu keinem Zeitpunkt ihren traurigen Gesichtsabdruck abgelegt.
-              „Sie haben erwähnt, dass Sie eine gemeinsame Tochter haben.“
-              „Ja, Helen. Elena, wie man in Spanien sagen würde, ist sieben Jahre alt.“
-              „Sie ist Ihre einzige Tochter?
-              „Meine, ja, ich habe nur Helen.“
-              „Und seine?“
-              „Nein er hatte noch zwei Söhne aus erster Ehe. Seine Frau starb. Die Kinder sind 15 und 17 Jahre alt, also eigentlich keine Kinder mehr. Sie leben bei uns, gehen aber derzeit woanders auf die Schule. Sie wissen es noch nicht. Ich weiß nicht, was ich ihnen sagen soll. Oder, wie …“ Ihr Blick verlor sich wieder am Horizont des Meers.
-              „Sie hatten einen sehr bekannten Vater. Die Nachrichten können davon berichten.“
-              „Ich weiß, es macht mir Sorgen. Ich muss sie möglichst bald anrufen, aber …“ – sie wurde wieder nachdenklich – „ich weiß nicht, wie ich es tun soll. Denken Sie, es wird ein Medienskandal?“, fragte sie und drehte sich wieder zu mir um.
-              „Auf Teneriffa wird man darüber schreiben. Hier gibt sonst keine Morde dieser Art, und Ihr Mann war ein sehr bekannter Unternehmer, also wird dazu kommen, ja. Außerdem, und das wissen Sie selbst am besten, sind Sie in London gesellschaftlich bekannt.“
-              „Seine Kinder sind das Einzige, worum ich mich sorge.“
Sie starrte mich an, schien aber in Wirklichkeit nicht mich anzuschauen, als ich ihr öffentliches Leben erwähnte. Alicia Scott hatte sich verändert. Sie wirkte jetzt sehr schlaff, abwesend und erschüttert. Ich vermutete, dass ihr die mühsame Aufgabe, drei Kindern über das Geschehene zu unterrichten, unerträglich erschien. Ich fand es sinnlos, die Befragung zu diesem Zeitpunkt fortsetzen zu wollen.
Ich ließ sie in ihrem Zimmer zurück und bat sie, es nicht zu verlassen, ohne mich zu benachrichtigen. Wir machten aus, uns später wieder zu treffen. Ich rief Covadonga an und bat sie, mich zur Suite von Becker und Donoso zu bringen.
An der Tür befand sich das typische schwarz-gelbe Polizeiband, das für ein Fünfsternehotel nicht sehr angemessen schien, momentan aber notwendig war, weil die forensische Untersuchung noch nicht abgeschlossen war. Ich bat darum, allein gelassen zu werden und wollte einen ersten Eindruck davon gewinnen, wie Becker gelebt hatte. Wenn ich den privaten Bereich eines gerade verstorbenen Menschen betrat, befiel mich immer eine gewisse Unruhe. Als Erstes fiel mir das Licht auf. Die Suite hatte große Fenster, durch die man das von Wellen überzogene, glänzende Meer sah, das sich am Horizont verlor. Es war seltsam, wunderschön Hotelzimmer mit zwitschernden Vögeln und Sonnenstrahlen bis auf meine Füße zu betreten und gleichzeitig zu wissen, dass der letzte Gast vom Tod für immer von alldem entrissen worden war. Die Inneneinrichtung war jedoch auffallend unpersönlich für einen Ort, an dem Becker so viel Zeit verbracht hatte. Eine der Glastüren war ein wenig geöffnet und eine Gardine schlug in der Meeresbrise Wellen. Im Zimmer war es bis auf das Rascheln der Gardinen still. Ich wusste nicht, was ich dort zu finden hoffte. Ich kannte Beckers Gewohnheiten nicht, und es war offensichtlich, dass der Reinigungsdienst am Vortag als Letzter hier Hand angelegt hatte, denn auf den ersten Blick schien nichts fehl am Platz zu sein. Nur eine Tasse Kaffee auf dem Beistelltisch neben einem großen weißen Sessel hatte roten Lippenstift am Rand. Malena Donosos letzter Kaffee, dachte ich, und fand es zugleich merkwürdig. Um wie viel Uhr sie ihn wohl getrunken hatte? Ich holte ein Paar Gummihandschuhe aus der Tasche, zog sie an und nahm die Tasse. Auf dem Tassenboden war ein dunkelbrauner, trockener Rest, der noch ein leckeres, bitteres Aroma verströmte. Der Geruch nach Kaffee vermischte sich mit dem süßen Duft eines Parfüms. Ich ging in Richtung des Hauptschlafzimmers durch das Wohnzimmer, das fast vollständig von zwei großen Sesseln und einem Sofa beherrscht wurde. Das Kingsize-Bett war perfekt gemacht und mit sechs großen, weichen Kissen bedeckt; alles war weiß und strahlend sauber. Zwei Nachttische voller Bücher und Zeitschriften standen auf beiden Seiten des Kopfteils. Ich schaute mir das Cover des ersten Buches an; die anderen würde ich später untersuchen. Es war „Doctor Copernicus“ von John Banville, natürlich auf Englisch. War das seine Bettseite oder ihre? Ich ging um das Bett herum auf die andere Seite. Dort lagen Gedichtbände, Romane und Modezeitschriften. Ich vermutete, dass dies Donosos Seite war. Ein Buch, das hervorstach, hieß „Que farei quando tudo arde?“, war von Antonio Lobo Antúnez und auf Portugiesisch. Besonders auffällig waren jedoch die Gedichtbände, von denen ich meinen Blick nicht lösen konnte: Rosalía de Castro, Emily Dickinson, Gabriela Mistral und Sor Juana Inés de la Cruz. Interessant, dachte ich. Vor dem Bett, zum Meer hin, stand noch ein weiterer Tisch, der als Arbeitsplatz diente und mit Papieren übersät war. Es war kein Computer zu sehen, und kein Ordner. Nur lose Blätter und ein eleganter Strauß imposanter, roter Rosen auf jenem improvisierten Schreibtisch. Mein Blick fiel auf eine schwarze Akte im Querformat mit schwarzer Spirale und der Aufschrift „Luxus-Sporthäfen, Becker & Partners“. Ich würde mir alle Dokumente später genauer ansehen, sagte ich zu mir selbst. Der Schrank war ebenfalls weiß, mit vier Türen versehen und steckte voll gut geordneter Markenkleidung und teuren Schuhen. Ich erspähte ein paar rote Schuhe von Jimmy Choo, ein paar schwarze Schuhe von Gucci und die schon klassischen blauen Pumps von Manolo Blahnik, verziert mit weißen und silbernen Strasssteinen, die durch die Serie „Sex and the City“ so in Mode gekommen waren. Es war offensichtlich, dass Donoso Beckers Geld gut einzusetzen wusste. Das oberste Regal enthielt mehrere Ordner. Rechts führte eine weiße Tür ins Badezimmer, wo ein schräges Fenster zum Meer zeigte. Ich ging hinein und sah auf dem Waschbecken eine goldene Make-up-Box, eine weitere, durchsichtige Puderbox von Lancôme, eine indigoblaue Cremedose von La Prairie und ein Parfüm von Dior. Der charakteristische Duft der Damen-Toilettenartikel erinnerte mich auf einmal vage an meine Jugend. Das Waschbecken war makellos weiß, in der gesamten Suite vorherrschende Farbe. Die perfekt versilberten Armaturen glänzten, der Marmor schillerte und der Spiegel war perfekt und tadellos sauber und bedeckte die gesamte Wand bis zur Decke. Ich sah mich im Spiegel und zwang mich, eine gerade Haltung anzunehmen. Ich betrachtete mich eine Weile: ein einfaches weißes Shirt, ein Basic von H&M, und eine schwarze Jeans von Zara, so stand ich nachdenklich vor dem Spiegel. Die Badewanne mit Dusche war sauber, und die Handtücher perfekt gefaltet. Ich ging wieder zurück ins Wohnzimmer und rief vom Handy aus Marina an.
-              „Frau Kommissarin, ich bin in Beckers Zimmer im Jardín Tropical. Ich weiß ja, dass es nicht der Tatort ist, aber es gibt hier so viele Papiere, dass meiner Meinung nach mal schleunigst jemand von der Forensik vorbeischauen sollte. Außerdem ist kein Computer da, obwohl die Witwe erwähnt hat, er sei für ihren Mann im Alltag unentbehrlich gewesen.“
-              „In Ordnung. Benachrichtige du die Forensiker in meinem Namen. Ich rufe bei Gericht an, damit der Richter die Erlaubnis erteilt. Sonst noch was?“
-              „Nein, vorerst nicht. Ich verschaffe mir gerade einen ersten Eindruck von allem.“
-              „Mit möchte heute Abend einen vollständigen Bericht“, sagte sie routiniert, während sie vermutlich schon mit etwas anderem beschäftigt war.
-              „Ok, wird gemacht.“
Ich rief die Forensiker an und kehrte zurück auf mein Zimmer, um auf sie zu warten. Ich legte mich aufs Sofa und musste wohl eingeschlafen sein, denn das Handyklingeln weckte mich auf; es waren die Forensiker. Auf meiner Hublot-Uhr war es genau zwanzig Uhr. Während sie arbeiteten, nahm ich mein Notizbuch und versuchte, die Umstände des Falls, die Liste der zu befragenden Personen und die Anfangsfragen schriftlich festzuhalten. Ich hatte wenig zu schreiben. Derart schnell konnte ich weder Fortschritte noch einfach so Inspiration erwarten. Ich beschloss, meine ersten Gedanken mit Pérez Fuentes zu teilen und rief ihn an. Der Unterinspektor bemühte sich gerade, das Büro zu verlassen, um trotz des Papierkrams in den Süden fahren zu können. Ich sagte ihm, das sei nicht nötig und er solle lieber morgen früh kommen.
-              „Ich weiß, dass diese anfänglichen Fragen wahrscheinlich nichts bringen werden, aber ich möchte sie gerne laut vorlesen, um zu hören, was Sie davon halten.“
-              „Ja, klar, machen Sie nur, Frau Inspektorin“, antwortete er wie immer sehr förmlich.
-              „Wissen Sie, Fuentes, ich habe mich zunächst nach dem Motiv für das Verbrechen gefragt. Geschah es aus Leidenschaft? Nach dem Gespräch mit der Witwe glaube ich das nicht. Zumindest nicht von ihrer Seite, denn sie wusste und akzeptierte, dass Becker eine Geliebte hatte. Geld? Habgier? Macht? Oder Rache? Hat irgendetwas davon zum Mord geführt? Oder zu beiden Morden? Sind sie miteinander verbunden oder war es Zufall, dass man sie zusammen antraf? War es das Werk eines Verrückten oder doch geplant? Was hat es zu bedeuten, dass sie statt auf offener Straße im Beachclub aufgetaucht sind? Warum hatte man sie im Pool hinterlassen? Waren sie hineingefallen oder hatte man sie dort drin getötet? Ist die Reihenfolge – ich vermute, erst wurde Malena ermordet, und dann Becker – von Bedeutung?
-              „Frau Inspektorin, mit der Hälfte der Fragen kann ich nichts anfangen, denn ich bin noch nie in diesem Beachclub gewesen, den sie erwähnen. Eigentlich verwirren mich Ihre Fragen eher. Ich konnte mich noch nicht so sehr mit dem Fall befassen, weil er heute hier wild zuging. Ich weiß nicht einmal, wer dieser Becker war.“
-              „Nein? Ich dachte, er war bekannt auf der Insel.“
-              „Nein, weiß nicht. Ich habe noch nie von ihm gehört. Und wie gesagt, uns steht die Arbeit bis zum Hals, Frau Inspektorin.“
-              „Ich weiß, aber ich bespreche die Anfangsfragen mit Ihnen, weil ich ein Problem, eine methodische Frage, habe“, sagte ich, ohne auf seine Beschwerde über die viele Arbeit einzugehen.
-              „Sagen Sie mir, was es ist, Frau Inspektorin. Mal sehen, ob ich Ihnen helfen kann“, sagte er geduldig.
-              „Mein Problem ist zu wissen, wo ich anfangen soll“, sagte ich nachdenklich.
-              „Aber, Frau Inspektorin, das passiert Ihnen immer. Dabei merken Sie gar nicht, dass Sie schon angefangen haben. Nach dem, was Sie mir erzählt haben, haben Sie den Tatort aufgesucht. Das muss man als Erstes tun. Sie haben die Witwe befragt und waren zu Hause, wenn man das Hotelzimmer der Opfer so bezeichnen kann. Was wollen Sie noch? Das alles haben Sie an einem Tag vollbracht.“
-              „Wie ich sehe, sind Sie mir heute keine große Hilfe, Fuentes.“ Manchmal benutzte ich nur seinen zweiten Nachnamen. „Wir verschieben es besser morgen. Die Forensiker sind hier. Sobald sie alle ihren Ordner von Becker untersucht haben, hoffe ich, dass wir einen Blick darauf werfen können. Ich weiß nicht, wie wir es anstellen sollen.“
-              „Sagen Sie nichts, ich will gar nicht daran denken. Ich hoffe, heute bald ins Bett gehen zu können, denn ich meine, vorauszusagen zu können, dass wir diese Woche mal wieder wenig Schlaf bekommen werden. Ich weiß nicht, was in letzter Zeit auf Teneriffa los ist, aber wir haben ständig neue Fälle. Wir sind überfordert und haben in den letzten zwei Monaten eben Fälle von Drogenhandel bearbeitet. Der Regierungsbeauftragter ist auf 180 und macht uns Druck. Also tun wir uns am besten aus, solange wir können.“
-              „Sie haben recht. Ich werde auch versuchen zu schlafen. Bis morgen, Nicolás.“
-              „Bis morgen, Chefin. Wir sehen uns Punkt acht im Süden.“
-              „Da werden Sie früh raus müssen, Fuentes.“
-              „So ist das Leben von uns Bullen“, scherzte er.
-              „Bitte verspäten Sie sich nicht. Seien Sie pünktlich. Das ist wichtig, weil ich sonst Stress bekomme. Gute Nacht.“
Ich kehrte zurück zu meiner Liste und fügte weitere Fragen hinzu, die jedoch alle um die erste kreisten. Wo sollte ich anfangen? Vielleicht mit dem verschwundenen Computer? Ich grübelte noch, als mich Marina Tabares anrief.
-              „Ich habe schon die richterliche Verfügung. Der Richter hat sie mir gefaxt. Sie ist allgemein genug gehalten, um aus dem Zimmer mitnehmen zu können, was dir für den Fall interessant erscheint. Aber versuch, die Forensiker nicht mit Arbeit zu überhäufen, wenn du Ergebnisse willst.“
-              „In Ordnung, Chefin. Ich bin gerade dabei, eine Liste mit offenen Fragen zu erstellen.“
-              „Dafür ist es noch zu früh, María. Ermittle du erst mal in die beiden üblichen Richtungen: das Familienumfeld und das Arbeitsumfeld der Opfer.“
-              „Aber, Chefin, ich muss mich doch um die Leute aus dem Hotel kümmern, die hier waren und verschwinden könnten. Sie könnten jederzeit das Hotel verlassen, und schon heute Morgen sind etwa 15 Gäste in ihre Heimat zurückgeflogen.“
-              „Ok, aber nur oberflächlich. Wenn sie weder Vorstrafen haben noch eine Verbindung zu den Toten aufweisen, solltest du sie schnell abhaken. Konzentrier dich auf die Verwandten, die Kollegen und Geschäftspartner und auf die Familie. Damit liegt man nie daneben.“
-              „Per E-Mail haben Sie die Liste mit den Ausweisen und Pässen der Hotelgäste erhalten. Können Sie sie schnellstmöglich überprüfen, Chefin? Dann muss ich mir darum keine Sorgen mehr machen.“
-              „Klar, wird erledigt. Ist die Witwe schon da?“
-              „Ja, ich habe sie bereits befragt. Ich glaube nicht, dass sie es war, aber ich werde an ihr dranbleiben.“
-              „Gut. Dann tschüss“, sagte sie energisch. „Ich habe noch tausend Sachen zu erledigen.“
Die Forensiker erledigten ihre Arbeit und kamen bepackt mit Kisten mit allen Papieren Beckers heraus. Sie versprachen mir, sie so schnell wie möglich zu bearbeiten und mir Bescheid zu sagen, sobald ich sie abholen könnte, um ihren Inhalt zu untersuchen. Als ich auf die Uhr sah, war es bereits halb zehn am Abend. Ich merkte, wie hungrig ich war, denn ich hatte nicht zu Mittag gegessen. Ich rief den Zimmerservice an und bestellte Club-Sandwich mit Tomate, Mayonnaise, Spiegelei, Schinken und Käse und ein Glas Rotwein aus Ribera del Duero. Ich wartete und schaute bis Viertel vor elf fern und entschied dann, erneut zum Tatort runterzugehen. Wie ein Hotelgast überquerte ich die leeren Poolterrassen, ging durch die Unterführung und gelangte auf die Promenade. Ich betrat den Beachclub, der noch geöffnet war, ging die Treppe aus Stein und Tonfliesen hinunter und kam zum Restaurant. Eine letzte Gruppe von Gästen lachte noch an einem Tisch, der am Rand des Meers stand. Die Kellner warteten mit müden Gesichtern darauf, dass sie gingen. Ich holte meinen Ausweis heraus, als einer von ihnen mich ansprach, und erklärte ihm, ich wolle mich nur wegen der Morde umschauen. Er ließ mich machen. Also durchstreifte ich den mittlerweile leeren Beachclub. Der Naturpool wurde gerade geleert und enthielt gerade noch 20 bis 25 cm Wasser. Ich spazierte nach rechts und betrachtete den Ort, um mir vorzustellen, wie sich letzte Nacht alles zugetragen haben mochte. Es wehte eine leichte Brise, die den Salzgeruch des Meeres mit sich brachte. Ich verfahre so, wie es angeblich Mörder tun, und habe die fixe Gewohnheit, immer wieder den Tatort aufzusuchen; wenn möglich, zur gleichen Zeit wie die Tatzeit, um so womöglich etwas zu sehen, was die anderen nicht sehen. Ich beschloss, mit den Kellnern zu sprechen. Einer von ihnen hatte in der letzten Nacht Dienst, der andere nicht. Der Koch war bereits gegangen, erzählte er mir. Er beteuerte, nichts gesehen zu haben. Sie hatten genau um dreiundzwanzig Uhr geschlossen, da die Gäste am Vorabend früh gegangen waren – anders als heute, wie er mit einem verärgerten Blick auf das Pärchen am letzten noch belegten Tisch meinte. „Wir haben nichts gesehen“, sagte der andere im Plural, „und haben die Tür oben wie jede Nacht verschlossen.“ Ich drehte noch ein paar Runden und stellte mir vor, was passiert war. Ich stellte mir den Moment vor, als sie starben: Malena und Becker waren vermutlich heruntergekommen, um hier spazieren zu gehen. Das war etwas ungewöhnlich, weil es kein richtiger Spazierweg war, aber vielleicht betrachteten sie ihn als Teil der Hotelanlage und kamen öfter her. Unter Umständen wählten sie immer den gleichen Weg, und der mögliche Mörder oder die möglichen Mörder folgten ihnen an einigen Abenden vor der Tat. Seltsam war allerdings, dass sie da drin, im Pool, ohne irgendwelche weiteren Schlagspuren gefunden wurden. Der Mörder musste sie also gezwungen haben hineinzugehen, aber wie war das möglich? Vielleicht hatten sie oder er etwas gesehen und waren hineingestiegen, um nachzuschauen, was es war, und dann tauchten die Mörder auf? Ich entschied, Marina anzurufen und mit ihr darüber zu besprechen, wie wir es bei schwierigen Fällen zu tun pflegen.

-              „Marina, Entschuldigung, ist es zu spät?“
-              „Nein, was gibt’s? Ich bin noch im Kommissariat und lese unzählige Papiere. Gerade habe ich übrigens das Ergebnis der Überprüfung deiner Passliste bekommen. Keine Vorstrafe oder relevante Informationen und anscheinend keine Verbindung zu den Opfern. Tut mir leid, aber hier gibt es keine Spur, die sich verfolgen ließe.“
-              „Tja, das dachte ich mir. Es fehlen noch die 15 abgereisten Gäste. Sobald ich die Liste habe, schicke ich sie Ihnen. Chefin, ich bin gerade am Pool, wo es geschah.“
-              „Schieß los.“
-              „Ich finde, dass an den Morden etwas seltsam ist. Es ist ungewöhnlich, dass sie zum Pool runtergegangen sind, denn der Beachclub gehört nicht zur Promenade. Und erst recht ist ungewöhnlich, dass sie in den Pool gestiegen sind. Man muss sie dazu gezwungen haben.“
-              „Warum so kompliziert?“
-              „Ich weiß nicht. Vielleicht befand sich der Mörder im Pool, geduckt unter einer der Brücken, und benutzte irgendeinen Köder.“
-              „Du denkst also, er wusste, dass sie vorbeikommen würden?“
-              „Ja, so muss es gewesen sein. Wie sonst wäre es möglich gewesen?“
-              „Vielleicht ist man ihnen gefolgt.“
-              „Ja, daran habe ich auch gedacht. Doch laut den bisher befragten Personen wusste niemand im Hotel, dass sie für gewöhnlich hier entlangspazierten. Das ist komisch, denn der Bereich gehört nicht zur Promenade und wird abends gegen dreiundzwanzig Uhr geschlossen.“
-              „Hast du die Mitarbeiter vor Ort befragt?“
-              „Sie haben nichts gesehen.“
-              „Aber hast du auch nach den Gewohnheiten der Opfer gefragt?“
-              „Ich gehe gleich noch mal zu den Kellnern, Chefin, aber ich wollte etwas anderes mit Ihnen besprechen. Beckers Computer ist spurlos verschwunden.“
-              „Was sagen die Forensiker?“
-              „Die Ergebnisse für das Zimmer liegen noch nicht vor. Die Forensiker haben gestern Abend gegen zweiundzwanzig Uhr das gesamte Material mitgenommen.“
-              „Ein Diebstahl ist für dich vollkommen ausgeschlossen?“
-              „Ein ganz normaler Diebstahl?“
-              „Ja.“
-              „Daran glaube ich nicht, aber ich habe auch nicht genug Informationen. Ich glaube, die beiden kamen für gewöhnlich hierher und wurden erwartet und umgebracht. Vielleicht war es wegen etwas, das sie dabei hatten, aber ich bezweifle es.“
-              „Stimmt, die Umstände deuten nicht auf einen einfachen Raub hin. Noch mal zum Computer. Bist du sicher, dass er gestohlen wurde?“
-              „Nein, sicher bin ich gar nicht, aber er ist nicht da, und Beckers Frau meint, ihr Mann habe immer am Laptop gearbeitet.“
-              „Vielleicht hat er ihn zur Reparatur eingeschickt.“
-              „Das wäre schon ein großer Zufall.“
-              „Ausschließen darfst du nichts.“
-              „Natürlich nicht. Vielleicht hatte er ihn ja dabei, um an etwas zu arbeiten.“
-              „Um diese Zeit?“
-              „Ich weiß nicht, kann ja sein. Komisch ist, dass sonst nichts verschwunden ist. Na ja, ist nur eine Vermutung. Ich gehe noch mal zu den Kellnern. Ruhen Sie sich aus, Frau Kommissarin.“
-              „Gleichfalls, María. Gute Nacht.“
Ich sprach mich noch einmal mit dem anderen Kellner, der am Vorabend nicht da gewesen war. Er war Portugiese, und wir unterhielten uns anfangs in seiner Sprache. Ich fragte ihn, ob er Herrn Becker und Frau Donoso kannte.
-              „Die Ermordeten? Ja, ich kannte sie. Sie kamen manchmal her, sowohl tagsüber als auch abends. Sie liebte diesen Pool. Wir unterhielten uns auf Portugiesisch, denn sie war Brasilianerin und ich komme aus Porto und wir vermissten beide unsere Sprache.“
-              „Worüber haben Sie gesprochen?“
-              „Ihr gefiel es, dass das Wasser so sauber und kalt war und dass es täglich ausgewechselt wurde. Deshalb fand sie diesen Pool besser als die anderen oben.“
-              „Hatten die beiden eine feste Angewohnheit?“
-              „Nein, aber an manchen Abenden kamen sie nach dem Abendessen her und setzten sich auf einen Drink an einen Tisch dort am Rand des Meers.“
-              „Wissen Sie noch, um welche Uhrzeit?“
-              „Es war keine feste Uhrzeit, aber so etwa zwischen zwanzig und zweiundzwanzig Uhr. Sie wissen ja, dass Engländer früh zu Abend essen.“
-              „Wann kamen sie zum letzten Mal her?“
-              „Ich weiß es nicht mehr.“ Er überlegte und blickte in die Ferne. „Tut mir leid. In letzter Zeit nicht mehr, sonst würde ich mich erinnern.“
-              „Arbeiten Sie schon lange hier?“
-              „Erst sieben Monate.“
-              „Wissen Sie, ob sie manchmal herkamen und Sie bereits am Schließen waren? Oder um welche Zeit sie gewöhnlich kamen?“
-              „Es war nie zur Sperrstunde, soweit ich mich erinnere.“
-              „Wie waren sie üblicherweise gekleidet? Wie für ein Abendessen oder …“ Ich ließ den Satz absichtlich offen.
-              „Das weiß ich noch genau. Sie kamen mit legerer, sportlicher Kleidung, als ob sie von einem Spaziergang kämen. Manchmal waren sie müde, vor allem Herr Becker.“
-              „Ging er auch runter, um im Pool zu baden?“
-              „Selten. Eher im Sommer. Jetzt im Herbst kam sie allein.“
-              „Vielen Dank.“ Wir gaben uns zum Abschied die Hand und ich nickte seinem Kollegen zu.

Kurz nach vierundzwanzig Uhr ging ich die dunkle Treppe zur öffentlichen Promenade hinauf und folgte ihr bis zum Puerto Colón, wo Hunderte Motorboote, kleine Jachten und Katamarane im Schutz der Molen zwischen blinkenden Lichtern ruhten und man hörte, wie die Taue aneinanderschlugen und die Stege auf die Wasseroberfläche klatschten. Dann ging ich zurück in Richtung des Playa del Troya und kam an einigen beleuchteten Restaurants vorbei, von denen einige noch geöffnet waren und andere gerade schlossen. Ich versuchte, das Ambiente mit der flackernden Beleuchtung auf mich wirken zu lassen. Die wenigen Menschen, auf die ich traf, spazierten gemütlich. Die Nacht war ruhig und angenehm und es wehte kaum eine Brise. Ein perfekter Novembertag im Paradies der faszinierenden Kanarischen Inseln. Gegen halb eins ging ich zurück auf mein Zimmer. Es war sinnlos, weitere Runden zu drehen. Ich setzte mich auf eines der Sofas und schlief vor den Nachrichten, die wie immer bestürzend waren, ein. Mitten in der Nacht stand ich vom weißen Sofa auf, um ins Bett zu gehen. Die Vorhänge waren aufgezogen, und es war fast kein Mondschein zu sehen. Ich öffnete die Glastür und trat auf den Balkon, wo ich die frische, feuchte Stille einer Herbstnacht spürte. Das Meer erstrahlte fast im gleichen schwarzen Glanz wie der Himmel. Eine Wolke zog langsam über den stark abnehmenden Mond und der Glanz des Meers verschwand. Ich bemerkte ein schwaches, kleines Licht, das sich durch die Grünanlage der Pools zu meinen Füßen bewegte. „Das muss der Nachtwächter sein“, dachte ich. Ich ging wieder rein, zog die Vorhänge zu und stellte den Wecker auf sechs Uhr. „Mal sehen, wie der Tatort im Morgengrauen aussieht“, sagte ich zu mir selbst und kroch nackt ins Bett.