viernes, 8 de agosto de 2014

El lado oscuro de las ciudades también brilla.

Contribuir desde las páginas de este periódico a la comunicación sobre arquitectura, comportamientos y modelos de desarrollo sostenible, y a crear una cultura socio ambiental que sea mejor cada día me lleva a escribir sobre los paisajes arquitectónicos de la novela negra.

El lado oscuro de las ciudades aparece reflejado en la literatura criminal de maneras muy diversas y casi siempre de manera realista, lo que refleja el afán de documentación sobre la realidad que muchos de los escritores de novela negra realizan con rigor.

Podríamos hablar en detalle de múltiples novelas y ciudades, como Mitología de Nueva York, de Vanessa Montfort, Donostia de Jon Lauko, Estocolmo en la novela Los hombres que no amaban a las mujeres de Stieg Larsson, las ciudades de Paris y Grasse de El Perfume de Patrick Süskind o La ciudad de La Laguna de Mariano Gambín. Empecemos por la Suecia de Maj Sjöwall y Per Wahlöö y comparémsla con la Suecia de ahora, donde la arquitectura contemporánea de calidad acompaña a la mejora y diversidad de todos los índices del país.
Cuando Maj Sjöwall y Per Wahlöö nos describen la Suecia de los años 60 y 70 en sus novelas sobre el detective Martin Beck podemos ver una Suecia desconocida para los europeos del sur, pero por otro lado, un reflejo de gran parte de nuestros problemas de hoy día en España, Italia, Grecia.

Maj Sjöwall y Per Wahlöö describen por ejemplo, cuando En 1967, se cometen una serie de asesinatos donde las víctimas son niñas. El  caso surge justo en medio de otro caso de menor entidad pero que estaba preocupando a la población sobremanera, el caso de un ladrón que atacaba de forma violenta a sus víctimas en los parques públicos de la ciudad. 

Estos escritores suecos siempre se caracterizaron por denunciar la pasividad de la sociedad sueca en la que vivían. Describen escenas burguesas que nos dejan el reflejo de una sociedad a la que no parece importarle mucho lo que le ocurra al otro.

En una de sus novelas, Asesinato en el Savoy (1970)  la historia que cuentan se convierte en un pretexto claro para la crítica evidente de una sociedad sueca desgastada por el crimen. Su trama excelente sobre la corrupción y la brutalidad policial de la sociedad sueca de la época de los setenta nos enseña la vertiente más amoral de una sociedad en descomposición.

Suelto: Las novelas son una forma brillante de denunciar las injusticias sociales y el lado oscuro de las ciudades

Sus novelas son una forma brillante de denunciar las injusticias sociales y el lado oscuro de las ciudades sin olvidar la trama policíaca. Todo esto me lleva a analizar la Suecia de ahora y entonces nos encontramos con que los indicadores sociales nos muestran un país que parece haber superado esa crisis de los 70 ¿en qué medida es cierto y qué medida no lo es puede ser interesante de cara a saber qué puede pasar en países como España, Italia o Grecia? Veamos un dato relevante: tan solo un 7’9% de paro en la actualidad. ¿Cuánto daríamos en España por una cifra así?

Esta recuperación va acompañada por numerosas apuestas por la arquitectura contemporánea de calidad, entre las que destaco una, el frente marítimo, que tanta relación tiene con tantas y tantas novelas negras, ya que en los puertos y las zonas portuarias ocurren innumerables crímenes.



Este edificio, el Stockholm Waterfront Congress Centre, de White arkitekter, está diseñado con soluciones flexibles y tecnología avanzada que ofrecen enormes posibilidades para crear el lugar perfecto.  En el corazón de Estocolmo, junto a la estación centra y a lo largo de la bahía de Riddarfjären, la estructura de capas y la ondulación de las mismas así como su brillo crean una emocionante vista del horizonte, el centro histórico y el nuevo distrito de negocios cada vez más dinámico. Quizás en Tenerife tenemos algo que aprender de nuestros vecinos suecos ¿no creen? Es un país pequeño que ha logrado ser muy competitivo y más amable con sus ciudadanos.


2 comentarios:

historiadora del arte dijo...

Me encanta este artículo Dulce, lo vi en el periódico el Día y me pareció de nivel como para publicarlo en el país. Gracias por escribir de arquitectura así, con cierta ligereza y mirando la belleza de los edificios desde un punto de vista menos academicista y más mundano. Es un arte que requiere esta perspectiva.

Ana dijo...

Es cierta esta reflexión sobre las novelas negras, realmente los escritores se las curran.Sus novelas son una forma brillante de denunciar las injusticias sociales y el lado oscuro de las ciudades sin olvidar la trama policíaca. Totalmente de acuerdo. Bonito artículo.