jueves, 3 de abril de 2014

Los paisajes de la novela negra europea a través de los ojos de Maj Sjöwall y Per Wahlöö


En qué medida los paisajes descritos por los escritores de novela negra son ciertos es algo que me pregunto constantemente y algo para lo que voy buscando respuesta. Por ejemplo, cuando Maj Sjöwall y Per Wahlöö nos describen la Suecia de los años 60 y 70 en sus novelas sobre el detective Martin Beck podemos ver una Suecia desconocida para los europeos del sur, pero por otro lado, un reflejo de gran parte de nuestros problemas de hoy día en España, Italia, Grecia.

Maj Sjöwall y Per Wahlöö describen por ejemplo, cuando En 1967, al principio de verano en Estocolmo, se cometen una serie de asesinatos donde las víctimas son niñas entre 9 y 11 años, que son violadas y después asesinadas. El  caso surge justo en medio de otro caso de menor entidad pero que estaba preocupando a la población sobremanera, el caso de un ladrón que atacaba de forma violenta a sus víctimas en los parques públicos de la ciudad. 



Foto de Maj Sjöwall y Per Wahlöö


Maj Sjöwall y Per Wahlöö siempre se caracterizaron por denunciar la pasividad de la sociedad sueca en la que vivían. Describen  escenas burguesas que nos dejan un el reflejo de una sociedad a la que no parece importarle mucho lo que le ocurra al otro.Destaca también el retrato que hacen de una juventud desencantada, que busca consuelo en las drogas. No me digan que no es tal y como hoy en los países del sur de Europa.

En otra de sus novelas, “Asesinato en el Savoy” (1970)  la historia que cuentan se convierte en un pretexto claro para la crítica evidente de una sociedad sueca desgastada por el crimen. Una clara muestra de novela social donde los escritores cargan contra el capitalismo, las grandes empresas que lo controlan todo confabuladas con un estado corrupto. Sus trama excelente sobre la corrupción y la brutalidad policial de la sociedad sueca de la época de los setenta nos enseña la vertiente más amoral de una sociedad en descomposición.

Sin embargo, también hay tiempo para la belleza, aunque en contraste con la enorme crisis que la sociedad del bienestar que vivía Suecia en aquellos momentos, por ejemplo cuando el pensamiento de Martin Beck se manifiesta así:

*“De pronto pensó en un par de frases inconexas de la quejumbrosa cantinela general acerca de las cada vez peores condiciones que reinaban en el país. Suecia es un país espantoso, pero sin duda es espantosamente hermoso. Alguien lo había dicho o escrito, pero no recordaba quién.”
Esa gran crisis sueca se ejemplifica en las novelas de Sjöwall y Wahlöö en el cuerpo policial:
 “-(...)? Malditos maderos, sois todos iguales, aquí y en todas partes. Los policías sois ratas de cloaca y para lo único que servís es para subir a bordo a pillar alcohol y cigarrillos a cambio de dejarnos en paz.”

Por supuesto la crisis también aparece ejemplificada en el propio Estado
Estado de Derecho. La expresión estaba desde hacía tiempo tan corrompida que muchos suecos no osaban pronunciarla y otros se echaban a reír cuando alguien la mencionaba en serio. Ciertamente, existía una ley, pero la evolución de los últimos años había demostrado que esa ley podía subvertirse a conveniencia por las autoridades y el régimen. Los que estaban en el medio eran de costumbre los ciudadanos.”

Y cómo no, lo que aún los acerca más a la realidad española, en la crisis de la Justicia

 “En gran medida tenía razón. Los miembros del jurado eran elegidos entre la escoria de los partidos políticos, a menudo tenían una censurable relación de amiguismo con el fiscal o se dejaban dominar por jueces de carácter resuelto, que, básicamente, los despreciaban. En su mayoría no se atrevían a contradecir  a las autoridades judiciales y a menudo no eran sino representantes de la mayoría silenciosa de la nación, quien ponía todo su empeño en conseguir el orden a base de leyes sumarias y no mucho más.

Las autoridades del país son claramente  censuradas,  en frases como las de una conversación de la pobre Rebecka Lind con Beck: 

“Sólo me habrían enviado a unos asistentes sociales y luego me habrían quitado a Camilla. Yo no creo que se pueda confiar en las autoridades de este país. No les preocupa la gente común, los que no son ni famosos ni ricos, y lo que ellos llaman ayuda no es ayuda de verdad. Simplemente te engañan.

 Liza Marklund en el prólogo de “El asesino de policías”  escribe algo con lo que estoy completamente de acuerdo:
 “La pareja Sjöwall-Wahlöö estableció un nuevo estándar para la narrativa político-criminal, conjugando una alta calidad literaria con hábiles intrigas dramáticas, así como añadiendo un compromiso social que proporcionó un especial ardor a sus páginas. La combinación de su gran éxito creo que radica en la combinación de estos tres factores, y el tercero es quizás el más importante”

Totalmente de acuerdo. Sus novelas son una forma brillante de denunciar las injusticias sociales sin olvidar,  la trama policíaca. Todo esto me lleva a analizar la Suecia de ahora y entonces nos encontramos con que los indicadores sociales nos muestran un país que parece haber superado esa crisis de los 70 ¿en qué medida es cierto y qué medida no lo es puede ser interesante de cara a saber qué puede pasar en países como España, Italia o Grecia? Creo que puede ser interesante el paralelismo. Veamos algunos datos:

* cuadro de evolución del paro en diversos países europeos.







Quizás estos datos tan diferentes de los de los años 70 ¿son una esperanza de que también otros países pueden recuperar a su clase media sin renunciar al Estado del Bienestar?



* Los párrafos citados pertenecen a las ediciones de RBA en su serie negra de “Los Terroristas” y “El asesino de policías” de la traducción del sueco de Elda García-Posada.

5 comentarios:

Marina Miró dijo...

Muy buena reflexion. Una forma distinta de mirar la realidad.

Anónimo dijo...

Me encanta. Gracias Dulce. La verdad es que los paralelismos con nuestra actualidad son abrumadores.

Manuel López dijo...

Brilliant.

J P V R dijo...

Un artículo muy interesante

Anónimo dijo...

Adoro a estos escritores