sábado, 7 de enero de 2012

Indignados también en Universidades como la de Harvard.




Harvard es la más antigua universidad de los Estados Unidos; fundada en 1638, se ha mantenido en el tope de las mejores universidades del planeta, albergando 44 premios Nobel en su personal académico. 

Harvard es una universidad privada y cuenta con el mayor presupuesto manejado por una universidad en el planeta. Con un porcentaje de admisión a veces inferior al 10%, también es una de las más selectivas.

Por sus aulas han pasado presidentes de los Estados Unidos como Theodoro Roosevelt, Franklin Roosevelt, John Kennedy y Barack Obama, al igual que Vicente Fox y Felipe Calderón de México, y Álvaro Uribe de Colombia, y a través de su intensa labor académica y de investigación, ha ejercido importante influencia en la economía y en la vida política de los Estados Unidos.

En estos últimos meses el apacible clima académico de esta prestigiosa casa de estudios se ha visto sacudido por varios eventos vinculados al movimiento de los indignados que, en su versión norteamericana se conoce como los Occupy Wall Street, cuyas primeras protestas públicas comenzaron en Manhattan, el pasado mes de septiembre y luego se extendieron por otras importantes ciudades, incluyendo Boston y Cambridge, que es el asiento del Campus de Harvard, donde más de 350 miembros de este movimiento, entre docentes, egresados y otros integrantes de la comunidad universitaria, se han apostado desde noviembre en los accesos de la misma con protestas, criticando el papel de la universidad y de algunos de sus egresados en la crisis financiera que afecta sensiblemente la economía de los Estados Unidos y Europa.
Los indignados de Harvard señalan que muchos de los ejecutivos graduados en esa emblemática universidad, estaban trabajando en los bancos que provocaron la crisis con el manejo poco ético del sistema de créditos hipotecarios. Pero a estas protestas públicas se ha unido otra más directa y más académica, con poca resonancia en los medios.

Se trata de la carta que un grupo de estudiantes de esa universidad le dirigieron el 2 de noviembre a su profesor Gregory Mankiw, retirándose del curso introductorio a la economía (Economía 10) que dicta este reconocido economista, ex asesor del presidente George W. Bush y autor de diferentes publicaciones de uso frecuente en las escuelas de economía.

Los estudiantes manifiestan su indignación por la forma como este académico orienta sus clases señaladas como de pensamiento único neoclásico que es, según ellos, la visión reducida de la economía que en gran parte alimenta a los egresados de Harvard para dirigir grandes empresas y orientar a los gobiernos en materia económica y financiera.
Los alumnos de Mankiw señalan que su visión limitada de la enseñanza de la economía preserva los problemas y las ineficiencias del sistema económico actual, a través de las injusticias que tanto daño están causando a la sociedad contemporánea; por ello le reclaman la omisión de un análisis crítico de los beneficios y deficiencias de los diferentes modelos económicos y exponen que no hay justificación para presentar las teorías económicas de Adam Smith como fundamentales y superiores, por ejemplo, a las teorías keynesianas.

Los alumnos de Mankiw le recuerdan a su tutor que si Harvard falla en equipar a sus estudiantes con un entendimiento amplio y crítico de la economía, sus acciones pueden ser perjudiciales para el sistema financiero global, lo cual se ha podido comprobar con la crisis económica y financiera de los últimos cinco años, y concluyen su misiva anunciando que se están incorporando a los movimientos de protesta que señalan, entre otras razones de su inconformidad, la corporativización de la educación superior; por lo que anuncian su apoyo a dichos movimientos como intento para cambiar el discurso sobre las injusticias económicas que prevalecen en la sociedad norteamericana.

Anteriormente, frente a los preocupantes problemas que aquejan a la sociedad contemporánea derivados del sesgo excluyente de la globalización y el modelo economicista que la acompaña, en Harvard se han producido otras protestas, destacándose la de Amitai Etzioni, considerado el más importante sociólogo contemporáneo, quien en un extenso y crítico artículo, publicado en The Washington Post, en agosto de 2002, a raíz de la crisis de Enron, hizo graves señalamientos a las escuelas de negocios, incluyendo la de Harvard por el poco empeño que ponían en la enseñanza de la ética a quienes se estaban formando en las mismas para escalar posiciones de magnates corporativos y de agentes bursátiles; pues como quedó en evidencia en el fraude millonario que causó la quiebra de esa importante empresa de energía, el mismo fue promovido y amparado por sus altos ejecutivos, muchos de los cuales ostentaban postgrado en gerencia de esas prestigiosas escuelas de negocios de los Estados Unidos.

En esas escuelas la enseñanza gerencial se concentraba en la dotación de herramientas para optimizar la rentabilidad de los negocios y la ganancia personal, pero sin darle la importancia adecuada al desarrollo de los principios morales y éticos imprescindibles para asegurar una gestión honesta de los mismos.

A casi una década del manifiesto moralista de Etzioni, los indignados de Harvard, se unen para reclamar una economía con rostro humano y una visión de la economía y de los negocios que, frente a la aguda crisis financiera global, ponga por encima de lo crematístico los supremos intereses de los seres humanos. Por ello, además de estar a favor de una economía crítica, demandan hacer de Harvard una "universidad socialmente responsable".

*Este artículo fue publicado originalmente en El Mundo.

4 comentarios:

PROFESORA UNIVERSITARIA dijo...

Es interesante este artículo sobre la opinión ética de los estudiantes de la Universidad de Harvard. Me gustaría ver aquí reflejados las opiniones de los estudiantes de otras universidades españolas.

Estudiante de económicas ULL dijo...

Un modo de acercarnos al conocimiento de las percepciones de los jóvenes españoles, y su indignación, hoy es, por ejemplo, la encuesta y estudio realizado por la Universidad de Pablo de Olavide de Sevilla titulado “Los Estudiantes y la política” en la que relevan las consideraciones de los jóvenes universitarios dando números que son significativos para comenzar a entender en parte a este segmento que se ha comenzado a movilizar. El estudio dice que los universitarios se muestran más interesados y activos en materia política, en un 57 %, pero también se muestran más desconfiados en el funcionamiento del sistema político en los mismos números. Que 2 de cada 3 no se identifica con ningún partido político pero un 56% firma iniciativas, un 43% se manifiesta y un 40% participa y colabora en ONGS.

Estos números, que si bien no pueden tomarse como definitivos ni extrapolables a toda la juventud española es un dato significativo del alejamiento de las instancias partidarias y un acercamiento hacia las ongs, hacia sectores de menor estructuración jerárquica y mayor amplitud y dinamismo en la conformación de agendas y demandas hacia el gobierno. Incluso una encuesta que publicó el diario El País el día 26/6 /11 arroja datos respecto de como son vistos por la ciudadanía: El 71% considera al movimiento como pacifico y que regenera la democracia y que sólo el 17% cree que es radical y antisistema y que pretende sustituir el actual x otro.

Anónimo dijo...

¿SE HAN FIJADO EN LA FORMA DE PROTESTAR DE ESTOS INDIGNADOS? Las redes sociales, donde se siguen segundo a segundo las marchas estudiantiles, más que en la prensa que solamente se enfoca en los disturbios. También, cabe destacar, que no solamente sigue los eventos, sino que las redes sociales los crean, gestan y planifican para que todos participen si quieren. Muchos universitarios han participado en esto, en su gestación y organización buscando solo una democracia mejor y más profunda.En eso me siento muy unida con los estudiantes de Harvard y del resto de universidades del mundo.

Marisa

Rosa dijo...

Sin embargo Dulce tienes que reconocer que el movimiento ha decaído en los últimos meses y ya casi no tienen fuerza. Es una pena que movimientos civiles como estos no tengan continuidad.