domingo, 16 de agosto de 2009

EL COLOR DE MIS VACACIONES




Este parque de Szczecin rodea el pequeño hotel donde he estado quedándome los últimos 12 días. Todo es tranquilo por aquí. Es una ciudad polaca que está casi pegada a la frontera con Alemania, y por el medio de la cual pasa el río Odra, que desemboca media hora más arriba en el mar Báltico. En esta ciudad no hay turismo. No he tropezado con ningún español, ni italiano, ni japonés con cámara. Solo los sonidos de los árboles, el sonido de los barcos en el río. El aire fresco...

9 comentarios:

Dulce Xerach dijo...

Que pena que mañana se acaban...

MacNolo dijo...

Lo bueno, si breve, dos veces bueno :) Stettin es de esas ciudades polacas que tienen un inconfundible sabor alemán, ya que hasta el final de la II Guerra Mundial pertenecían a lo que era el corazón de Prusia. Llama la atención comprobar que un cambio de fronteras no borra con facilidad ciertas huellas. Disfruta de lo que te queda.

Dulce Xerach dijo...

Totalmente de acuerdo. Es muy alemana. Y la quieren recuperar tal cual ( cuestión imposible ), pero también es -ya- muy polaca. Está muy bien. Y sobre todo es muy tranquilita.

MacNolo dijo...

Toda esa zona es un tanto singular. En Pomerania (donde está Stettin) o Silesia todavía hay un cierto sentimiento de pertenencia a Alemania, al menos entre las generaciones más antiguas. Al mismo tiempo, las empresas alemanas están invirtiendo mucho y penetrando, lo que unido a la atenuación de las fronteras entre ambos países, al pertenecer a la Unión Europea, hace que la vieja división esté dando paso a una zona común donde se mezclan alemanes y polacos, católicos y protestantes, etcétera.

Anónimo dijo...

menudos diletantes
típica conversacion
de dos
snobs
pd. cargo con mala leche
sus judeis.

MacNolo dijo...

Pues nada, buen ser -¿humano?- Que le sea leve. Lamento profundamente que no pueda usted desfogarse con la causa de la mala leche. A cascarla cordialmente ;)

Anónimo dijo...

Vaya. Este año te echamos de menos en Las Gaviotas. Sin tu presencia, aquello no es lo mismo. Pero me alegra saber que estás tranquila y relajada de igual manera. Y que has estado recargándote las pilas en Europa.

Anónimo dijo...

...ya te podrías quedar ahí para siempre y no volver nunca a seguir haciéndonos la puñeta en el PARCAN.

lluviaen dijo...

Hoy hay una carta en La Opinión defendiéndote del ataque hace poco en Diario de Avisos a tu persona y a tu blog. Te la pego a continuación

En defensa de Dulce Xerach

Al señor Calvo Hernando: Estimado señor, cuando se escribe un artículo para hacer crítica a alguien (Dulce Xerach y su blog en este caso), lo menos que puede hacer es conocer el tema y el significado de los términos sobre los que uno escribe

El blog de la señorita Xerach, no es el " adalid de la lucha contra la democracia formal". Se nota que no conoce usted el significado del sustantivo(democracia), ni del adjetivo(formal) sobre el que tan alegremente escribe. El blog del que habla, es más bien justo lo contrario; un sitio donde tienen cabida diferentes pensamientos e ideas, algunas de las cuales, proponen la democracia como forma de gobierno.
Porque usted, y la mayoría de periodistas, siguen sin enterarse: esto...

Señor Hernando, no es una democracia; ni formal, ni social ni material.

Aquí, y en muchos otros sitios, lo que sufrimos es una Partitocracia como un camión de grande. Por eso, la sociedad civil no pinta nada, y el poder, todo, enterito, se lo han agenciado unos cuantos partidos políticos sustentados y apadrinados por una pequeña oligarquía. Y a lo que acabo de describir de manera sintética, en ningún sitio con un mínimo de decencia, se le llama democracia, no, eso se conoce desde los tiempos de Aristóteles y Polibio como oligocracia. Y ya ha llovido.

Digo esto, porque la señorita Xerach, al menos, ha tenido el valor y la gallardía de reconocer lo que algunos sabemos, y la mayoría intuye, desde hace tiempo: que el régimen está podrido desde los pies a la cabeza. Que los partidos políticos se han convertido en una Hidra mutante y cancerígena donde ya todo vale con tal de perpertuarse en el poder. Por eso escribo esta carta de apoyo a Dulce Xerach, porque ella, al menos, aún tiene algo de dignidad. No todos sus compañeros pueden decir lo mismo.