martes, 16 de diciembre de 2008

LOS IMPOSTERGABLES DE LA CULTURA

Los gestores culturales promulgan la Declaración de Toledo, un decálogo de “impostergables”

La FEACG presenta el Congreso Internacional de la Gestión Cultural, que se celebrará en Almería en noviembre de 2009

“La gestión cultural echa humo”, así de contundente ha sido Rafael Morales, presidente de la Federación de Asociaciones de Gestores Culturales (FEAGC), durante la promulgación de la Declaración de Toledo, un decálogo de asuntos “impostergables” para la profesionalización de la Gestión Cultural.

Así, la Declaración de Toledo recoge las conclusiones de las ideas expuestas en las conferencias y debates llevados a cabo durante la celebración del primer tiempo del congreso, que ha tenido lugar del 10 al 12 de diciembre. Los diez objetivos que se han fijado desde la FEAGC y que forman este documento son:

1. ES IMPOSTERGABLE que, teniendo en cuenta que la cultura es un elemento fundamental para el desarrollo humano, la gestión cultural sea realizada por profesionales de derecho y de hecho.
2. ES IMPOSTERGABLE una triple alianza entre:
los poderes públicos y los gestores culturales,
el sector público, el sector privado y el tercer sector, y
los creadores y otros agentes y los profesionales de la gestión cultural.
3. ES IMPOSTERGABLE desarrollar la cooperación con los distintos sectores transversales que concurren en la cultura, con una especial atención a la dimensión europea.
4. ES IMPOSTERGABLE la implantación del Grado de Gestión Cultural en las diferentes Universidades de España, de modo que contribuya a la regulación formativa y al reconocimiento de la profesión.
5. ES IMPOSTERGABLE que los profesionales de la gestión cultural tengan su epígrafe en el Ministerio de Trabajo, así como que exista el epígrafe de gestión cultural para las empresas del sector en el Ministerio de Economía y Hacienda. Igualmente, ambos epígrafes deberían tener su correlato en las diferentes comunidades autónomas del país y otras instituciones implicadas (Seguridad Social, INEM, etc.).
6. ES IMPOSTERGABLE la elaboración de temarios adecuados para las plazas de gestión cultural convocadas por los diferentes organismos públicos y privados, siendo recomendable la participación de gestores culturales en las mesas de contratación.
7. ES IMPOSTERGABLE que el Documento Cero, que pasa a llamarse desde hoy Documento para la Descripción del Puesto de Trabajo (DPT) en Gestión Cultural, sea una herramienta de trabajo para las diferentes instituciones culturales y laborales (FEMP, Ministerio de Trabajo, Ministerio de Cultura, etc.).
8. ES IMPOSTERGABLE la regulación laboral del sector, de modo que se establezca un marco sólido y serio en el ámbito de las instituciones públicas y de las industrias culturales.
9. ES IMPOSTERGABLE la actualización de la Ley de Bases de Régimen Local de 1985, de modo que se incluyan los servicios culturales como prestación obligatoria en los municipios de más de 5.000 habitantes, lo que garantizaría un desarrollo inevitable de la cultura como derecho para la ciudadanía y el auge de las empresas e industrias del sector.
10. ES IMPOSTERGABLE la articulación de formas de cooperación institucionalizadas con los poderes públicos (a nivel local, autonómico y nacional) y con el conjunto del sector.


¿ CREEN QUE ESTA DECLARACIÓN DEBERÍA LLEVARSE A TODOS LOS PARLAMENTOS?

4 comentarios:

insider dijo...

¿brindis al sol? Es posible. Es impostergable que la administración (técnica, con curriculum, preparada, viajada, con idiomas, sin complejos) sea de verdad la que gestiona la cultura por el bien público y no sean políticos (amiguetes, del partido, guapos, con labia, sin preparación,...) los que lo hagan.

Anónimo dijo...

Es algo que se viene pidiendo desde hace años. Canarias es la Región de España que más ha luchado contra la profesionalización.
Estoy de acuerdo con Intenso. La María, que es la cultura, permite la colocación de personas sin formación, ni conocimientos, para defender la cultura, que cae en mano de políticos que la utilizan para dar prevendas a los amiguetes (como ahora todo el mundo pinta y escribe...)
Las institucines sólo llaman a los gestores culturales por su nombre cuando les invitan a hacer cursos de formación (según ellos estamos muy mal preparados)y, en esos mismos cursos, teneos que escuchar a los que están (y no por su cv).
Muchos de los gestores culturales que firman saben más de política que de gestión, manipulan a los artistas (que creen que sólo así van a conseguir las perritas) para que lo metan en los listados esos tan "chacis" que sirven, por ejemplo, para que te inviten a la inauguración del Leal con los Príncipes.Y la foto.
No hay ningún respeto por el gestor cultural, al que de verdad sabe no se le deja hablar porque posiblemente no está de acuerdo con mucho de lo que se está haciendo. Así que, mejor es seguir con gestores culturales mal preparados, no profesionales o clientelistas.Así, los políticos pasan a ser los gestores culturales de Canarias y sus amigos seran funcionarios en cuanto el Ministerio de Trabajo reconozca la profesión.

Anónimo dijo...

Me gustaría más que leyeses esto en el parlamento Dulce:


Corrupción universitaria

La semana pasada un doctorado en Harvard y profesor de diversas universidades estadounidenses y europeas, incluídas algunas españolas, no tuvo reparos en calificar, en una carta al director de El País, a las universidades españolas como de “cuarta división regional”. Si no me equivoco fue Lorenzo Alonso en este mismo Diario el que en cierta ocasión explicó que no hay ninguna universidad española entre las cien mejores del mundo, y que gozamos de un nivel académico tercermundista... con todos los respetos por los países del así llamado Tercer Mundo.



La mayor parte de los estudiantes y profesores no se lo explican, porque o bien no tienen visión política o porque su política consiste en puro politiqueo de poderosas organizaciones ya asentadas –partidos políticos y sindicatos– que no buscan el bien común y la excelencia personal medidas con el rasero de la libertad y el mérito. Las universidades, por pertenecer al Estado partidocrático, se ven inyectadas en sus cúpulas de poder y ámbitos más decisivos de personajes cuyo único afán es medrar sin merecer. Esto produce una suerte de conjura de mediocridades que a nadie con el mínimo sentido de la independencia intelectual puede escapársele. De ahí que no pueda hablarse de casos individuales de incompetencia, sino de una verdadera lacra colectiva.



Una experiencia reciente ante un tribunal universitario, uno de cuyos miembros me faltó al respeto y a las normas más elementales de convivencia, dando las más atroces muestras de incapacidad de diálogo, como si los estudiantes fuésemos subnormales y como si las cátedras emitiesen, sin más, un conocimiento que debe ser sumisamente recogido por aquéllos, pone una gota de inconsumible amargor a un viaje a España que por otro lado me ha provisto de suculentos aprendizajes, nuevas amistades y afianzamientos de otras más viejas.



Pero no ha lugar a una crítica de individuos, ni siquiera de instituciones concretas. Mientras los partidos y sindicatos no estén fuera del Estado y mientras no exista un control democrático del poder, la infección de este virus de mediocridad seguirá propagándose por nuestras instituciones, dilapidando el país en una tumba de miseria moral e intelectual. Uno respira con alivio sabiendo que muchos aún resisten, se cultivan y buscan la libertad política para todos.



Miguel Rodríguez

insider dijo...

Podría poner algún ejemplo en forma de "profesor universitario", de esos con los que se ha topado Miguel o un servidor. ¿Les suena el nombre de Angel Isidro Guimerá? Tan ilustre apellido para semejante especimen humano profesor de Derecho Penal. Se me ocurren algunas penas a las que condenarle por zoquete, maleducado y chafalmeja. Pero ahí le tienen, en el ayuntamiento de esa ciudad marchita y trasnochada que se llama Santa Cruz, donde el más payaso o el más corrupto son los jefes del cotarro.
Tranquila Dulce, no te veas en la obligación de publicar este comentario. Pero tristemente, a hechos que he vivido y conocido me remito.